HORA SANTA
CON JESÚS.-
Monición:
Queridos hermanos y hermanas:
En esta noche los cristianos de todo el mundo nos reunimos para rezar ante el Monumento. Después de haber celebrado la Misa de la Cena del Señor, acompañamos a Jesús en sus horas más amargas.
Nuestra mirada se dirige en primer lugar al protagonista, Él es quien aquella noche desbordó su corazón hacia sus discípulos. Acerquémonos a él, contemplemos a Jesús, sus sentimientos, sueños, deseos, compartidos esta noche con sus discípulos.
Oración.-
Jesús,
queremos estar junto a ti.
Quizá no se nos ocurran muchas cosas,
pero necesitamos estar contigo,
sentir tu amor,
como cuando nos acercamos a una hoguera,
queremos amarte,
aprendiendo de ti a amar,
sintiendo como nos amas.
Queremos acompañarte en esta noche,
a ti que en el Monumento
escuchas, contemplas, amas,
te haces presente en medio de nosotros.
Queremos unirnos a ti,
en aquella noche eterna.
En la sobremesa del Cenáculo,
queremos ser tus discípulos,
escuchar con el corazón tus palabras.
En la agonía de Getsemaní,
queremos ser tus discípulos,
en silencio acompañar tus gemidos.
En esta noche queremos estar
contigo, orante en el Monumento
con la Iglesia, que ora en esta noche
y con los que sufren, que rezan en la soledad.
Señor Jesús, toca nuestro corazón,
envíanos tu Espíritu,
para que abra nuestra mente,
nuestros labios y nuestro corazón,
a tu presencia.
Evangelio.-
Antes de la fiesta de la Pascua, Jesús sabía que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre. Él, que había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Vosotros me llamáis el Maestro y el Señor, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros.
Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él.
Os doy un mandamiento nuevo, que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así os améis también entre vosotros.
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.
Si me conocéis a mí, conocéis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.
Creedme yo estoy en el Padre y el Padre en mí.
Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él.
Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador.
Yo soy la vid: vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él dará mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Como el Padre me amó, yo también os he amado; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor.
No os llamo siervos, porque el siervo nunca sabe lo que hace su señor, a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
Meditación.-
En esta noche dejémonos amar por Cristo, dejemos que su mirada penetre hasta lo más profundo de nuestros ojos, haga estremecerse las entrañas de nuestro corazón.
Nuestro compromiso con Cristo nos lleva a amarle a él, pero sobre todo a dejarse amar por Él.
En este encuentro de amor entre Jesús y nosotros, Él es quien ha tenido la iniciativa. Desde antes de ser concebidos ya nos amaba. Desde la eternidad hemos estado en su pensamiento y en su corazón.
Él nos ama hasta el extremo de arrodillarse ante nosotros, para lavarnos el polvo del camino, el cansancio de nuestra vida.
Él nos ama hasta el extremo de darse en la eucaristía, transformarse en alimento, llevando en su cuerpo eucarísticos las heridas de nuestros pecados.
Él nos ama hasta el extremo de, sabiendo de vamos a abandonarle, volcar su corazón, contarnos como se siente, rezar por nosotros al Padre.
Él nos ama hasta el extremo de, a pesar de nuestro sueño, pedirnos le acompañemos en el llanto de amargura y soledad.
Así pues dejémonos amar por Cristo,
acerquémonos a Él como nos acercamos a la hoguera, no para estudiar la temperatura y el color de las llamas, sino para dejarnos calentar por Él.
No le cerremos las puertas.
No dudemos que Dios nos ama a nosotros, tan pequeños, inconstantes y frágiles.
Su amor es ternura, es amor de madre que pide no se turbe nuestro corazón.
Su amor es servicio que se hace esclavo de nosotros.
Su amor es entrega que se transforma en alimento.
Su amor es intimidad, confidencias de un corazón enamorado del nuestro.
Su amor es preocupación y cuidado, sabiendo nuestro sufrimiento en ausencia suya.
Oración personal.-
Así pues: ¿cómo escucho a Jesús en esta noche?
¿En mi corazón hay un destello de amor hacia quien tanto me ama?
¿Qué escucho de Él?
¿Qué ruidos o distracciones me impiden en estos momentos meditar el evangelio?
¿Qué me pide en estos momentos Jesús?
¿Deseo realmente lo que Jesús desea de mí?
Canto.-
Yo no soy nada y del polvo nací,
pero Tú me amas y moriste por mí.
Ante la cruz sólo puedo exclamar:
Tuyo soy, tuyo soy.
Toma mis manos, te pido,
toma mis labios, te amo,
toma mi vida, oh padre,
tuyo soy, tuyo soy tuyo soy, tuyo soy
Cuando de rodillas te miro, oh Jesús,
veo tu grandeza y mi pequeñez.
¿Qué puedo darte yo? Sólo mi ser.
Tuyo soy, tuyo soy
Toma mis manos, te pido, toma mis labios.
CON LA IGLESIA.-
Monición-
La mirada a Jesús nos lleva a experimentar que hemos sido amados, con nuestro pecado y nuestra miseria, con el abandono y las negaciones, con la cruz que cargamos sobre sus hombros y los clavos con los que taladramos sus manos. Pero nuestra fe no se vive de forma personal e individual. Amar es compartir con alguien semejante lo que tenemos. Así nuestra fe, experiencia de amor, solamente puede ser vivida en el seno de la comunidad. El mismo Jesús no vivió en solitario la experiencia del Reino, pronto se rodeo de un grupo de discípulos. Esta noche, la más dramática de su vida, Jesús no quiso vivirla en soledad, cenó con sus amigos más íntimos, a ellos les transmitió su testamento espiritual y deseo pasar la amargura del Huerto de los Olivos con tres de sus más allegados. Ellos, los Doce Apóstoles, representan a la Iglesia en su totalidad, bajo la guía de Pedro.
Así en esta noche nuestra oración es con la Iglesia, sintiéndonos miembros de ella, la comunidad que ora con su Maestro en espera de su muerte y resurrección, la comunidad por la que su Maestro ora al Padre en la llamada oración sacerdotal, que vamos a escuchar.
Evangelio.-
Padre, llegó la hora, glorifica a tu Hijo,
para que el Hijo te glorifique,
según el poder que le diste sobre toda carne,
para que a todos los que Tú le diste les dé Él la vida eterna.
Esta es la vida eterna, que te conozcan a Ti,
único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo.
Yo te he glorificado sobre la tierra,
llevando al cabo la obra que me encomendaste.
Y ahora Tú, Padre, glorifícame cerca de Ti mismo
con la gloria que tuve, cerca de Ti, antes que el mundo existiese.
He manifestado tu nombre a los hombres
que me has dado de este mundo.
Tuyos eran, y Tú me los diste,
y han guardado tu palabra.
Ahora saben que todo cuanto me diste viene de Ti;
porque yo les he comunicado las palabras que Tú me diste,
y ellos las recibieron, y conocieron verdaderamente que yo salí de Ti,
y creyeron que Tú me has enviado.
Yo ruego por ellos.
No ruego por el mundo, sino por los que Tú me diste;
porque son tuyos, y todo lo mío es tuyo,
y lo tuyo mío, y yo he sido glorificado en ellos.
Y yo ya no estoy en el mundo;
pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a Ti.
Padre santo, guarda en tu nombre a éstos,
que me has dado, para que sean uno como nosotros.
Cuando yo estaba con ellos,
yo los conservaba en tu nombre, y los guardé,
y ninguno de ellos pereció, sino el hijo de la perdición,
para que la Escritura se cumpliese.
Pero ahora yo vengo a Ti, y hablo estas cosas en el mundo
para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
Yo les he dado tu palabra, y el mundo les aborreció;
porque no eran del mundo, como yo no soy del mundo.
No pido que los tomes del mundo,
sino que los guardes del mal.
Ellos no son del mundo,
como no soy del mundo yo.
Santifícalos, en la verdad, pues tu palabra es verdad.
Como Tú me enviaste al mundo,
así yo los envié a ellos al mundo.
Y yo por ellos me santifico,
para que ellos sean santificados por la verdad.
Pero no ruego solamente por éstos,
sino por cuantos crean en mi por su palabra,
para que todos sean uno, como Tú,
Padre, estás en mí y yo en Ti,
para que también ellos sean en nosotros,
y el mundo crea que Tú me has enviado.
Y yo les he dado a conocer la gloria que Tú me diste,
a fin de que sean uno, como nosotros somos uno.
Yo en ellos, y Tú en mí,
para que sean consumados en la unidad,
y conozca el mundo que Tú me enviaste
y amaste a éstos como Tú me amaste.
Padre, lo que Tú me has dado quiero
que donde yo esté, estén ellos también conmigo,
para que vean mi gloria, que Tú me has dado,
porque me amaste antes de la creación del mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te conocí,
y éstos conocieron que Tú me has enviado,
y yo les di a conocer tu nombre,
y se lo haré conocer,
para que el amor con que Tú me has amado
esté en ellos y yo en ellos. Jn 17
Meditación.-
Jesús ruega al Padre por sus discípulos, es decir, por cada uno de nosotros. Los momentos de la Pasión entran dentro de la eternidad. En esta noche su oración abarca todos los tiempos, a toda la Iglesia en todo lugar e instante.
Adentrarse en la oración sacerdotal es penetrar su corazón y descubrirnos en su interior. Es entrar en un corazón totalmente abierto y fraternal. Es asistir a la hora de las grandes confidencias, ser testigo de la conversación sencilla y espontánea de Jesús con el Padre, en uno de los momentos más intensos de su vida.
A veces nos preguntamos, ¿de qué le habla Jesús al Padre? No sólo en su vida terrena, sino ahora. Él en el Monumento está en oración, hablándonos a nosotros, pero sobre todo dirigiendo su Palabra al Padre en favor nuestro. ¿Pero, qué le dice?
En la oración sacerdotal se encuentra la respuesta:
Pide al Padre, para la Iglesia la unidad, le pide que en la parroquia, cada uno con nuestra diversidad y carismas, colaborando en diferentes tareas, desde la espiritualidad vivida en la parroquia y en los diversos movimientos, seamos uno.
Pide al Padre que estemos totalmente consagrados a Dios.
No le pide al Padre que seamos sacados de nuestro ambiente, sino que en él seamos la levadura que fermenta la masa. Seamos luz en medio delas tinieblas, amor en medio del odio hacia nosotros.
Oración personal.-
Ahora es el momento de orar. Para ello una valiosa ayuda es el método ignaciano:
Le pedimos la gracia de que nos ayude a rezar durante estos quince minutos.
Composición de lugar: contempla a Jesús con la imaginación, el cenáculo, la mesa, las cortinas, los manteles, las banquetas, el fuego iluminándoles, los utensilios recogidos, los apóstoles sentados, Jesús en el centro. Sitúate en la escena.
Pídele la gracia que deseas: sentirte un apóstol que escucha atentamente.
Y ahora lee el texto pausadamente, si hay alguna frase que te sea significativa repítela numerosas veces, que sea como las gotas de lluvia.
Canto.-
Como el Padre me amó, yo os he amado;
permaneced en mi amor,
permaneced en mi amor.
Si guardáis mis palabras y como hermanos os amáis,
compartiréis con alegría el don de la fraternidad.
Si os ponéis en camino sirviendo siempre la verdad,
fruto daréis en abundancia, mi amor se manifestará.
No veréis amor tan grande como aquel que os mostré.
Yo doy la vida por vosotros: amad como yo os amé.
Si hacéis lo que os mando y os queréis de corazón
compartiréis mi pleno gozo de amar como Él me amó.
CON LA SOCIEDAD.-
Monición.-
El encuentro con Cristo nos ha conducido a vivirlo en la Iglesia, la fe está llamada a ser celebrada en comunidad. Y el encuentro con los hermanos nos lleva a vivir el mandamiento del amor fraterno y descubrir en toda persona el rostro de Jesús.
Así nuestro compromiso con Cristo y con la Iglesia como dos flechas se orientan hacia los más desfavorecidos, es el compromiso con los marginados por la sociedad, con los excluidos de las ciudades, con aquellos con los que en esta noche Cristo se identifica.
En Getsemaní descubrimos al hombre sufriente, al varón de dolores, a tantas personas que en la noche de su vida se enfrentan a juicios, a la pena de muerte al amanecer, a tantos hombres y mujeres que en los hospitales esperan el diagnóstico médico, una intervención quirúrgica compleja que traerá consigo días de cruz y sufrimiento, a tantas personas que esperan en los centros de internamento ser deportados a sus países.
Esta noche al contemplar Getsemaní nuestros oídos permanecen abiertos al sufrimiento de nuestros hermanos.
Evangelio:
Salió y se dirigió según costumbre al monte de los olivos y lo siguieron los discípulos Al llegar al lugar, les dijo: Pedid no sucumbir en la prueba. Se apartó de ellos como un tiro de piedra, se arrodilló y oraba: Padre, si quieres, aparta de mí esta copa. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Se le apareció un ángel del cielo que le dio fuerzas. Y, entrando en combate, oraba más intensamente. Le corría el sudor, como gotas de sangre cayendo en el suelo. Se levantó, se acercó a sus discípulos y los halló dormidos de tristeza.
Lc 22,39-45
Meditación.-
Escuchemos el testimonio del obispo en Centro África, Juan José Aguierre, escrito la pasada semana:
La ciudad de Rafai está a 150 Km de Bangassou (Centroáfrica), la diócesis en donde, desde hace 12 años, estoy llevando el servicio del episcopado. Si Rafael significa “medicina de Dios”, Rafai se convirtió el domingo pasado en la antesala de la brutalidad y el desquiciamiento. Otra vez los rebeldes de Ejército de Resistencia del Señor, que, como ya he dicho otras veces, no son ni ejército, ni resisten a nada más que a su chiflada andadura, ni son del Señor porque son simplemente unos bárbaros criminales que pisotean a mi gente, secuestran niños, violan seres indefensos y matan en la más completa impunidad. Ya el 17 de febrero pasado atacaron Rafai, saquearon la misión, vaciaron los cuartos de los franciscanos, aunque ya de por si su ajuar suele ser raquítico, aterrorizaron la pareja de cooperantes franceses que estaban dando dos años de vida en la enseñanza y les robaron todo incluso el traje de novia que ella se había bordado con telas africanas para casarse el jueves santo.
Lo del domingo 21 de marzo fue mucho peor, un ataque lleno de crueldad sin límite contra una población indefensa. La LRA es un grupo de pirados que dan tumbos por la selva de tres países desde el 2007. La LRA arrasó Rafai como una apisonadora machaca la hierba del camino. Robaron graneros, a intervalos de ráfagas de metralla dura, quemaron las casas, acabaron a machetazos con los heridos y dejaron Rafai humeante de fanatismo agresor y de impotencia local.
La noche de histeria colectiva y llanto fue horrorosa. Los pocos que no huyeron a la selva no sabían si los desaparecidos se habían escondido o eran víctimas de un secuestro. Al día siguiente, el padre de la misión, hierático de rabia y desamor, contaba los muertos y organizaba el entierro, católicos y protestantes juntos en la misma tumba porque los pastores de las respectivas iglesias seguían huidos en la selva. Un funeral en la intimidad, poblado de sombras de los familiares desaparecidos en la selva. Ayer vi de refilón en la T.V. el entierro de un gendarme muerto en suelo francés por terroristas de EtA. El presidente francés asistió a la ceremonia y el español también. Un solo gendarme congregó dos presidentes. El padre franciscano enterró los 8 cadáveres en una discreta soledad, con una suave brisa meneando los árboles por todo acompañamiento de banda militar, tragándose las lágrimas y mirando reojo por si había movimientos sospechosos. Por supuesto, ni un solo funcionario acudió al sepelio, ni un simple subsecretario de algo. Tan sólo los franciscanos, los muertos y Dios. Este último, tal vez, profundamente compungido.
Los padres se quedaron allí para dar coraje a la población. Ellos, el coraje, lo reciben de lo Alto
Oración personal.-
Después de escuchar este testimonio rezamos, mediante el método de oración junior:
Experiencia:
¿Qué descubro en esta lectura? ¿conozco escenas semejantes? ¿en mí vida cuando he sufrido la desolación?
Reflexión.-
A la luz del evangelio, ¿descubro la presencia de Dios en el sufrimiento?, ¿qué dice Dios a esta situación dramática o a las mías?
Compromiso.-
Por los niños obligados a crecer prematuramente, vendidos, prostituidos o esclavizados. Roguemos al Señor.
Por las mujeres maltratadas, que sufren marginación y violencia. Roguemos al Señor.
Por los parados, especialmente los jóvenes y los padres y madres de familia. Roguemos al Señor.
Por los inmigrantes, obligados a dejar su tierra, su casa y su familia, y que no encuentran buena acogida. Roguemos al Señor.
Por los drogadictos, que llegan a perder su dignidad, su libertad, su salud y su vida. Roguemos al Señor.
Por los enfermos de SIDA, mirados como antiguos leprosos. Roguemos al Señor.
Por los niños que han muerto, víctimas del aborto, desde 1985. Roguemos al Señor.
Por los que mueren víctimas de las guerras en África, Irak, Afganistan, Latinoamérica, Asia o víctimas del terrorismo. Roguemos al Señor.
Por los ancianos que no son queridos y se sienten solos. Roguemos al Señor.
Por los agonizantes y enfermos terminales. Roguemos al Señor.
Por los hambrientos y los que sufren la destrucción de sus tierras, a manos de las multinacionales occidentales. Roguemos al Señor.
Por los que son torturados en los calabozos. Roguemos al Señor.
Por los que en estos momentos sufren largos secuestros. Roguemos al Señor.
Canto u oración.-
Con vosotros está y no le conocéis.
Con vosotros está, su nombre es “el Señor”.
1.- Su nombre es “el Señor” y pasa hambre,
y clama por la boca del hambriento,
y muchos que lo ven pasan de largo
acaso por llegar temprano al templo.
Su nombre es “el Señor” y sed soporta,
y está en quien de justicia va sediento,
y muchos que lo ven pasan de largo,
a veces ocupados en sus rezos.
CON VOSOTROS ESTÁ Y NO LE CONOCÉIS,
CON VOSOTROS ESTÁ, SU NOMBRE ES “EL SEÑOR”.
CON VOSOTROS ESTÁ Y NO LE CONOCÉIS,
CON VOSOTROS ESTÁ, SU NOMBRE ES “EL SEÑOR”.
2.- Su nombre es “el Señor” y está desnudo,
la ausencia del amor hiela sus huesos,
y muchos que lo ven pasan de largo,
seguros y al calor de su dinero.
Su nombre es “el Señor” y enfermo vive,
y su agonía es la del enfermo,
y muchos que lo saben no hacen caso,
“tal vez no frecuentaba mucho el templo”.
3.- Su nombre es “el Señor” y está en la cárcel,
está en la soledad de cada preso,
y nadie lo visita y hasta dicen:
“tal vez este no era de los nuestros”.
Su nombre es “el Señor”, el que sed tiene,
Él pide por la boca del hambriento,
está preso, está enfermo, está desnudo,
pero Él nos va a juzgar por todo esto.
Oración final.-
En este Año Sacerdotal concluimos la Hora Santa con la oración por las vocaciones del Papa Benedicto XVI.
Padre,
haz que surjan entre los cristianos
numerosas y santas vocaciones al sacerdocio,
que mantengan viva la fe
y conserven la seductora memoria de tu Hijo Jesús,
mediante la predicación de su palabra
y la administración de los Sacramentos
con los que renuevas continuamente a tus fieles .
Danos santos ministros del altar,
que sean solícitos y fervorosos custodios de la Eucaristía,
sacramento del don supremo de Cristo
para la redención del mundo.
Llama a ministros de tu misericordia que,
mediante el sacramento de la Reconciliación,
derramen el gozo de tu perdón.
Padre,
haz que la Iglesia acoja con alegría
las numerosas inspiraciones del Espíritu de tu Hijo,
y dócil a sus enseñanzas,
fomente vocaciones al ministerio sacerdotal
y a la vida consagrada.
Fortalece a los obispos, sacerdotes, diáconos,
a los consagrados y a todos los bautizados en Cristo
para que cumplan fielmente
su misión al servicio del Evangelio.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén.
martes, 30 de marzo de 2010
lunes, 29 de marzo de 2010
Hora Santa 2008. Juniors de Montaverner.-
ORACIÓN SACERDOTAL.
Monición.
La Hora Santa tiene dos momentos centrales. La oración sacerdotal y la oración en Getsemaní. En la primera Jesús se dirige al Padre y ruega por cada uno de nosotros. En aquellas horas previas a su muerte, él nos llevaba a cada uno de nosotros en su corazón. Por eso la escucharemos y dejaremos un momento de silencio, para interiorizarla y escuchar a Jesús hablarle al Padre. En esta noche de nuevo él, a quien escuchamos cada vez que dos o tres nos reunimos en su nombre y proclamamos el Evangelio, reza por cada uno de nosotros. Una buena forma de orar sería cambiar el “ellos” por nuestro nombre y rezarla de este modo, en el silencio y la intimidad de la oración ante el monumento.
Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo he te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti antes que el mundo existiese. He manifestado tu Nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran y tú me los diste y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste y ellos las han recibido y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no te ruego por el mundo, sino por los que tú me diste y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío; y eh ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo mientras yo voy a ti.
Padre santo, guárdalos en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro y, para que también se consagran ellos en la verdad.
No sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que me has amado a mí.
Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste, estén conmigo, donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido yo te he conocido y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu Nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, como también yo estoy en ellos.
Ambientación:
Capilla,fila de 2 bancos rodeando la cruz en el suelo sobre tela morada y encima de la cruz el cristo yacente amortajado con gasa blanca.(traer cojines) y rodeada de luminas encendidas sobre el suelo., crear un ambiente de penumbra solo con cirios, y en una mesita a la entrada de la capilla una bandeja con los trozos de zarza (12 cm) y otra con los clavos para los gestos. En la pared, la pantalla blanca para el power point y en el rincón el pc y el monitor con el guion-cronograma para los audiovisuales y traer un radio-cd para poner la musica de la lista de shindler para el 2º power-point. la iluminación con portavelas con cirios encendidos y repartidos alrededor de la capilla, se partirá los libretos a los fieles a la entrada y durante la hora santa evitar hacer ruidos con los folios o papeles, Las canciones hay que cantarlas con muy poca voz y en ritmo lento.
Recordad que al final, el ultimo gesto es salir en silencio apagando una de las velitas del suelo…….ojo: no os vayais a ningun sitio que cuando no quede nadie tenemos que quitar todo el montaje. animo que saldrá muy bien.
MONICIÓN de entrada
(lector ) Nos situamos en esta noche acompañando a Jesús.
Imagínate entre el grupo de los que aquella noche acompañan a Jesús. Van al huerto a rezar..., bueno quizás no todos saben a qué van ………
Jesús sí sabe lo que está haciendo esa noche .. A donde si va.. A que va.
Observa su caminar,…. qué hace, …..cómo va. Va con pocas cosas y hasta las que lleva, sus vestiduras, se las arrancan…….pero lo que lleva en el corazón eso si que nadie se lo va arrancar: su confianza y fidelidad al Padre, su amor sin limite a los hombres.
SITUATE EN LA ESCENA, Centra tu corazón en ÉL. ponte unos instantes a su lado y escucha su caminar, tócale o déjate tocar, háblale o calla.. , pero camina con Jesús un trecho. Ya llegas al lugar…… .Quédate con Jesús, El es quién nos invita: "Me muero de tristeza quedaos aquí y velad conmigo"
canto entrada : 28.tuyo soy
( Lector ) HORA DE SILENCIO
Hora de silencio, hora de emoción, hora incomoda, hora de amor del bueno, ese que aparece en los momentos difíciles……..Hora con Jesús! ……..
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo:
“Cuando Jesús llegó con sus discípulos a una propiedad llamada Getsemaní, les dijo: "Quedaos aquí, mientras yo voy allí a orar". Y llevando con él a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse. Entonces les dijo: "Mi alma está muy triste hasta la muerte. Quedaos aquí, y velad conmigo". Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así:
"Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya". Después volvió junto a sus discípulos y los encontró durmiendo.
Jesús dijo a Pedro: "¿Así que no habéis podido velar ni una sola hora conmigo? “
power point 1.- “Huerto de los olivos” automático(5 minutos)
imagen en pantalla: 2.“estos son mis clavos que te hieren”
( Lector )_ Jesús queremos acompañarte está noche.- Te hemos seguido hasta ahora, pero está noche te notamos distinto, te sentimos con tristeza..- La tristeza asoma a tus ojos, y nos pides que no tengamos prisa, ni sueño, ni cobardía , ni miedos.-Quieres que estemos junto a ti, sin decir nada, abiertos al misterio del Padre.-Cómo nos cuesta, Jesús, estar contigo en esta hora tan triste! Preferiríamos hacer mil cosas antes que estar con la gente que sufre y lo pasa mal
(1/2 minuto de silencio)
(Lector ) Te presentamos la pasión del mundo:
*Por Los que tienen miedo: a la pérdida de salud, de trabajo, de prestigio, miedo a situaciones difíciles; miedo a la soledad, miedo a la muerte, miedo por persecución y amenazas; miedo sin saber por qué….
Contestaremos Todos: “estos son mis clavos que te hieren”
* Por los que viven en tristeza y angustia, por fracaso, por desilusiones, por infidelidades, por la avaricia, por los que viven en el resentimiento, por los que no conocen el perdon……
Todos: “estos son mis clavos que te hieren”
* Por Los que se sienten solos, quizá incomprendidos, quizá marginados, quizá abandonados; tal vez por razones de migración; o por enfermedad y vejez; o por otras difíciles circunstancias.
Todos: “estos son mis clavos que te hieren”
* Por Los que están esclavizados: por las condiciones de vida y trabajo, incluso en la familia; esclavizados por el vicio y las patologías; esclavizados por el pecado.
Todos: “estos son mis clavos que te hieren”
*Por Los que han perdido la ilusión y la esperanza, que viven sin sentido, desencantados, desanimados, cansados; los que caminan sin saber por qué y hacia dónde.
Todos: “estos son mis clavos que te hieren”
Gesto: ofrecimiento de los clavos (al acabar se quita :estos son mis clavos)
Canto durante gesto: 104.un mandamiento nuevo os doy / 32.amaos
(Lector ) Hora del Amor y la memorias más hondas
Hora de las memorias más hondas, hora de los porqués, hora del amor, hora necesaria para no caer en la tentación. ¡hora con Jesús!. Él es quién nos dice: "Orad, para no caer en la tentación"
Texto
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo:
Velad y orad para que no entréis en tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil". Se alejó por segunda vez y suplicó: "Padre mío, si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, que se haga tu voluntad". Al regresar los encontró otra vez durmiendo, porque sus ojos se cerraban de sueño. Nuevamente se alejó de ellos y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. Luego volvió junto a sus discípulos y les dijo: "Ahora ya podeis dormir y descansar: ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántaos! ¡Vamos! Ya se acerca el que me va a entregar". Jesús estaba hablando todavía, cuando llegó Judas, uno de los Doce, acompañado de una multitud con espadas y palos, enviada por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo.
power p. 3.“ Tu sacrificio” en la 3ª,4ª,5ª y 6ª(rostro….dolor y miedo)clikar 2 veces : musica: B.S.O. la lista de Shindler
imagen en pantalla: 4.“estos son mis espinas que te hieren”
(lector )
- Sabemos de tus palabras, tus gestos, tu vida de entrega……. pero que pronto lo olvidamos- Nos has mirado, te has metido en nuestra entraña, nos has curado. Has despertado lo mejor de nosotros. Junto a ti se ha asomado el gozo a nuestros labios ………..pero la cobardía nos vence y te dejamos solo- Nos has enseñado a mirar la vida con nuevos ojos. ¿Cuántas veces nos has llevado al asombro?. ¿Cómo podemos, ahora mantenernos al margen de tu dolor? Dejarte solo sería la mayor tentación, el mayor abandono………….. pero como Judas , nosotros también te traicionamos una y mil veces.- Además, ¿Acaso tu dolor, como toda tu vida, no es por nosotros? Dejarte solo sería nuestra muerte y sin embargo: cuan solo te dejamos tantas y tantas veces.
( 1/2 minuto de silencio)
(Lector A ) Te presentamos la pasión del mundo:
Después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: ¿eres Tú el Rey de los Judíos?........ Tomó entonces Pilato a Jesús y lo mandó azotar.
(LectorB )-por los que no te quieren reconocer, por los que habiendo nacido y crecido entre tus brazos en el seno de una familia cristiana, aun así reniegan de tu persona:
Contestaremos Todos: “estos son mis espinas que te hieren”
Fue oprimido, y Él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está muda, tampoco El abrió la boca, Él soportó el castigo que nos trae la paz y con sus llagas hemos sido curados.
–Por todos a los que nos supera la ira, el egoísmo, la envidia, la intolerancia:
Todos: “estos son mis espinas que te hieren”
Los soldados lo condujeron dentro del atrio, o sea, al pretorio, y le vistieron de púrpura. Y trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña. Después doblaban la rodilla delante de El, y le hacían burla diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!. Y le escupían y le quitaban la caña para golpearle en la cabeza.
–Por los que maltratamos a nuestros padres, a nuestros hermanos, a nuestros amigos, y a todos aquellos que nos tienden una mano de ayuda :
Todos: “estos son mis espinas que te hieren”
Les dice Pilato: aquí tenéis al Hombre. Ellos decían: ¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!. Pues, ¿qué mal ha hecho? Y ellos cada vez más fuerte gritaban: ¡Crucifícalo! . Entonces lo puso en sus manos para que lo crucificasen. Se apoderaron, pues, de Jesús para conducirlo camino del Golgota.
–Por nuestra indiferencia ante el dolor ajeno, por nuestro pasotismo ante la injusticia, por nuestra negación continua del amor de Dios:
Todos: “estos son mis espinas que te hieren”
Gesto: ofrecimiento de los espinas(al acabar se quita :estas son mis espinas)
Canto durante gesto : 94.no adoréis a nadie / 95. nada te turbe
(lector ) Hora del Amor callado (5.imagen de dolor)
Hora de silencio, hora de amor callado, hora de Jesús, hora nuestra, hora del grano de trigo que muere para dar fruto, hora del servicio. Jesús nos dice: "Como yo os he amado, amaos también los unos a los otros-Jesús ¿Qué podemos hacer contigo? hace un rato estábamos juntos, La cena, tu angustia en el huerto de Getsemaní, tu arresto, nuestra huida cobarde…..- no tienes palabras, ni siquiera mirada. Tu vida se está rompiendo a pedazos. resuenan en mis oídos el canto del gallo que me llama traidor. una bolsa de 30 denarios es el precio de tu vida.- Tu gesto de partir el pan y de repartir el cáliz no han sido teatro. Tu vida de amor, tus enseñanzas y tus curaciones, tus signos y tus palabras no han sido una farsa…….pero aquí te tienes viviendo tu noche mas negra, solo , humillado, medio muerto, desvalido y abandonado de sus amigos:-¿Qué podemos hacer por ti? Estar, sencillamente estar.
Hablando el lenguaje del callado amor, que es el que Tú más oyes . Ayúdanos a adorarte. A alabarte. A agradecerte tu sacrificio. A tenerte siempre con nosotros. En esta noche amarga abrimos las manos para acoger tu sangre, que limpia nuestros temores e infidelidades.
Oración final
(TODOS) Señor estas mudo, pero nos has hablado al corazón.
Estás maniatado pero tus ligaduras nos dan la verdadera libertad. Estás herido, pero tus heridas nos han curado. Estás ultrajado más que nunca, pero lavas nuestros pies para el camino. Estás en la Cruz, pero esa cruz será por siempre signo de perdón y de esperanzaAquí estamos, Señor Jesús, para hacer tu voluntad. Haz que andemos junto a Tí, Señor.
28. TUYO SOY
Do lam Do lam
Yo no soy nada y del polvo nací,
Do La7 rem Sol7
pero Tú me amas y moriste por mí.
Do lam Do lam
Ante la cruz sólo puedo exclamar:
Do La7 rem Sol7
Tuyo soy, tuyo soy.
Do Lam
‘Toma mis manos, te pido,
rem Sol7
toma mis labios, te amo,
Do lam
toma mi vida, oh padre,
rem Sol7 Do lam rem Sol7 Do
tuyo soy, tuyo soy tuyo soy, tuyo soy
Cuando de rodillas te miro, oh Jesús,
veo tu grandeza y mi pequeñez.
¿Qué puedo darte yo? Sólo mi ser.
Tuyo soy, tuyo soy
Toma mis manos, te pido, toma mis labios..
104.- UN MANDAMIENTO
Do mim lam
Un mandamiento nuevo os doy
FA Sol7
Que unos a los otros os ameis
Do mim lam
Tanto como yo os he amado
FA Sol7 Do
Este es mi mandato, mutuamente os amareis
Nadie tiene más amor que aquél
Que la vida entrega por amor
Me voy mas volveré a vosotros
Este es mi mandato, mutuamente os amareís.
Yo os doy la paz , os doy mi Paz
No se turbe vuestro corazon
Me voy mas volveré a vosotros,
Este es mi mandato mutuamente os amareis.
Gesto: oración en silencio, nos arrodillamos, cada uno apaga 1 velita y salimos en silencio
Monición.
La Hora Santa tiene dos momentos centrales. La oración sacerdotal y la oración en Getsemaní. En la primera Jesús se dirige al Padre y ruega por cada uno de nosotros. En aquellas horas previas a su muerte, él nos llevaba a cada uno de nosotros en su corazón. Por eso la escucharemos y dejaremos un momento de silencio, para interiorizarla y escuchar a Jesús hablarle al Padre. En esta noche de nuevo él, a quien escuchamos cada vez que dos o tres nos reunimos en su nombre y proclamamos el Evangelio, reza por cada uno de nosotros. Una buena forma de orar sería cambiar el “ellos” por nuestro nombre y rezarla de este modo, en el silencio y la intimidad de la oración ante el monumento.
Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo he te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti antes que el mundo existiese. He manifestado tu Nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran y tú me los diste y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste y ellos las han recibido y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no te ruego por el mundo, sino por los que tú me diste y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío; y eh ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo mientras yo voy a ti.
Padre santo, guárdalos en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro y, para que también se consagran ellos en la verdad.
No sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que me has amado a mí.
Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste, estén conmigo, donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido yo te he conocido y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu Nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, como también yo estoy en ellos.
Ambientación:
Capilla,fila de 2 bancos rodeando la cruz en el suelo sobre tela morada y encima de la cruz el cristo yacente amortajado con gasa blanca.(traer cojines) y rodeada de luminas encendidas sobre el suelo., crear un ambiente de penumbra solo con cirios, y en una mesita a la entrada de la capilla una bandeja con los trozos de zarza (12 cm) y otra con los clavos para los gestos. En la pared, la pantalla blanca para el power point y en el rincón el pc y el monitor con el guion-cronograma para los audiovisuales y traer un radio-cd para poner la musica de la lista de shindler para el 2º power-point. la iluminación con portavelas con cirios encendidos y repartidos alrededor de la capilla, se partirá los libretos a los fieles a la entrada y durante la hora santa evitar hacer ruidos con los folios o papeles, Las canciones hay que cantarlas con muy poca voz y en ritmo lento.
Recordad que al final, el ultimo gesto es salir en silencio apagando una de las velitas del suelo…….ojo: no os vayais a ningun sitio que cuando no quede nadie tenemos que quitar todo el montaje. animo que saldrá muy bien.
MONICIÓN de entrada
(lector ) Nos situamos en esta noche acompañando a Jesús.
Imagínate entre el grupo de los que aquella noche acompañan a Jesús. Van al huerto a rezar..., bueno quizás no todos saben a qué van ………
Jesús sí sabe lo que está haciendo esa noche .. A donde si va.. A que va.
Observa su caminar,…. qué hace, …..cómo va. Va con pocas cosas y hasta las que lleva, sus vestiduras, se las arrancan…….pero lo que lleva en el corazón eso si que nadie se lo va arrancar: su confianza y fidelidad al Padre, su amor sin limite a los hombres.
SITUATE EN LA ESCENA, Centra tu corazón en ÉL. ponte unos instantes a su lado y escucha su caminar, tócale o déjate tocar, háblale o calla.. , pero camina con Jesús un trecho. Ya llegas al lugar…… .Quédate con Jesús, El es quién nos invita: "Me muero de tristeza quedaos aquí y velad conmigo"
canto entrada : 28.tuyo soy
( Lector ) HORA DE SILENCIO
Hora de silencio, hora de emoción, hora incomoda, hora de amor del bueno, ese que aparece en los momentos difíciles……..Hora con Jesús! ……..
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo:
“Cuando Jesús llegó con sus discípulos a una propiedad llamada Getsemaní, les dijo: "Quedaos aquí, mientras yo voy allí a orar". Y llevando con él a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse. Entonces les dijo: "Mi alma está muy triste hasta la muerte. Quedaos aquí, y velad conmigo". Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así:
"Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya". Después volvió junto a sus discípulos y los encontró durmiendo.
Jesús dijo a Pedro: "¿Así que no habéis podido velar ni una sola hora conmigo? “
power point 1.- “Huerto de los olivos” automático(5 minutos)
imagen en pantalla: 2.“estos son mis clavos que te hieren”
( Lector )_ Jesús queremos acompañarte está noche.- Te hemos seguido hasta ahora, pero está noche te notamos distinto, te sentimos con tristeza..- La tristeza asoma a tus ojos, y nos pides que no tengamos prisa, ni sueño, ni cobardía , ni miedos.-Quieres que estemos junto a ti, sin decir nada, abiertos al misterio del Padre.-Cómo nos cuesta, Jesús, estar contigo en esta hora tan triste! Preferiríamos hacer mil cosas antes que estar con la gente que sufre y lo pasa mal
(1/2 minuto de silencio)
(Lector ) Te presentamos la pasión del mundo:
*Por Los que tienen miedo: a la pérdida de salud, de trabajo, de prestigio, miedo a situaciones difíciles; miedo a la soledad, miedo a la muerte, miedo por persecución y amenazas; miedo sin saber por qué….
Contestaremos Todos: “estos son mis clavos que te hieren”
* Por los que viven en tristeza y angustia, por fracaso, por desilusiones, por infidelidades, por la avaricia, por los que viven en el resentimiento, por los que no conocen el perdon……
Todos: “estos son mis clavos que te hieren”
* Por Los que se sienten solos, quizá incomprendidos, quizá marginados, quizá abandonados; tal vez por razones de migración; o por enfermedad y vejez; o por otras difíciles circunstancias.
Todos: “estos son mis clavos que te hieren”
* Por Los que están esclavizados: por las condiciones de vida y trabajo, incluso en la familia; esclavizados por el vicio y las patologías; esclavizados por el pecado.
Todos: “estos son mis clavos que te hieren”
*Por Los que han perdido la ilusión y la esperanza, que viven sin sentido, desencantados, desanimados, cansados; los que caminan sin saber por qué y hacia dónde.
Todos: “estos son mis clavos que te hieren”
Gesto: ofrecimiento de los clavos (al acabar se quita :estos son mis clavos)
Canto durante gesto: 104.un mandamiento nuevo os doy / 32.amaos
(Lector ) Hora del Amor y la memorias más hondas
Hora de las memorias más hondas, hora de los porqués, hora del amor, hora necesaria para no caer en la tentación. ¡hora con Jesús!. Él es quién nos dice: "Orad, para no caer en la tentación"
Texto
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo:
Velad y orad para que no entréis en tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil". Se alejó por segunda vez y suplicó: "Padre mío, si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, que se haga tu voluntad". Al regresar los encontró otra vez durmiendo, porque sus ojos se cerraban de sueño. Nuevamente se alejó de ellos y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. Luego volvió junto a sus discípulos y les dijo: "Ahora ya podeis dormir y descansar: ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántaos! ¡Vamos! Ya se acerca el que me va a entregar". Jesús estaba hablando todavía, cuando llegó Judas, uno de los Doce, acompañado de una multitud con espadas y palos, enviada por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo.
power p. 3.“ Tu sacrificio” en la 3ª,4ª,5ª y 6ª(rostro….dolor y miedo)clikar 2 veces : musica: B.S.O. la lista de Shindler
imagen en pantalla: 4.“estos son mis espinas que te hieren”
(lector )
- Sabemos de tus palabras, tus gestos, tu vida de entrega……. pero que pronto lo olvidamos- Nos has mirado, te has metido en nuestra entraña, nos has curado. Has despertado lo mejor de nosotros. Junto a ti se ha asomado el gozo a nuestros labios ………..pero la cobardía nos vence y te dejamos solo- Nos has enseñado a mirar la vida con nuevos ojos. ¿Cuántas veces nos has llevado al asombro?. ¿Cómo podemos, ahora mantenernos al margen de tu dolor? Dejarte solo sería la mayor tentación, el mayor abandono………….. pero como Judas , nosotros también te traicionamos una y mil veces.- Además, ¿Acaso tu dolor, como toda tu vida, no es por nosotros? Dejarte solo sería nuestra muerte y sin embargo: cuan solo te dejamos tantas y tantas veces.
( 1/2 minuto de silencio)
(Lector A ) Te presentamos la pasión del mundo:
Después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: ¿eres Tú el Rey de los Judíos?........ Tomó entonces Pilato a Jesús y lo mandó azotar.
(LectorB )-por los que no te quieren reconocer, por los que habiendo nacido y crecido entre tus brazos en el seno de una familia cristiana, aun así reniegan de tu persona:
Contestaremos Todos: “estos son mis espinas que te hieren”
Fue oprimido, y Él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está muda, tampoco El abrió la boca, Él soportó el castigo que nos trae la paz y con sus llagas hemos sido curados.
–Por todos a los que nos supera la ira, el egoísmo, la envidia, la intolerancia:
Todos: “estos son mis espinas que te hieren”
Los soldados lo condujeron dentro del atrio, o sea, al pretorio, y le vistieron de púrpura. Y trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña. Después doblaban la rodilla delante de El, y le hacían burla diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!. Y le escupían y le quitaban la caña para golpearle en la cabeza.
–Por los que maltratamos a nuestros padres, a nuestros hermanos, a nuestros amigos, y a todos aquellos que nos tienden una mano de ayuda :
Todos: “estos son mis espinas que te hieren”
Les dice Pilato: aquí tenéis al Hombre. Ellos decían: ¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!. Pues, ¿qué mal ha hecho? Y ellos cada vez más fuerte gritaban: ¡Crucifícalo! . Entonces lo puso en sus manos para que lo crucificasen. Se apoderaron, pues, de Jesús para conducirlo camino del Golgota.
–Por nuestra indiferencia ante el dolor ajeno, por nuestro pasotismo ante la injusticia, por nuestra negación continua del amor de Dios:
Todos: “estos son mis espinas que te hieren”
Gesto: ofrecimiento de los espinas(al acabar se quita :estas son mis espinas)
Canto durante gesto : 94.no adoréis a nadie / 95. nada te turbe
(lector ) Hora del Amor callado (5.imagen de dolor)
Hora de silencio, hora de amor callado, hora de Jesús, hora nuestra, hora del grano de trigo que muere para dar fruto, hora del servicio. Jesús nos dice: "Como yo os he amado, amaos también los unos a los otros-Jesús ¿Qué podemos hacer contigo? hace un rato estábamos juntos, La cena, tu angustia en el huerto de Getsemaní, tu arresto, nuestra huida cobarde…..- no tienes palabras, ni siquiera mirada. Tu vida se está rompiendo a pedazos. resuenan en mis oídos el canto del gallo que me llama traidor. una bolsa de 30 denarios es el precio de tu vida.- Tu gesto de partir el pan y de repartir el cáliz no han sido teatro. Tu vida de amor, tus enseñanzas y tus curaciones, tus signos y tus palabras no han sido una farsa…….pero aquí te tienes viviendo tu noche mas negra, solo , humillado, medio muerto, desvalido y abandonado de sus amigos:-¿Qué podemos hacer por ti? Estar, sencillamente estar.
Hablando el lenguaje del callado amor, que es el que Tú más oyes . Ayúdanos a adorarte. A alabarte. A agradecerte tu sacrificio. A tenerte siempre con nosotros. En esta noche amarga abrimos las manos para acoger tu sangre, que limpia nuestros temores e infidelidades.
Oración final
(TODOS) Señor estas mudo, pero nos has hablado al corazón.
Estás maniatado pero tus ligaduras nos dan la verdadera libertad. Estás herido, pero tus heridas nos han curado. Estás ultrajado más que nunca, pero lavas nuestros pies para el camino. Estás en la Cruz, pero esa cruz será por siempre signo de perdón y de esperanzaAquí estamos, Señor Jesús, para hacer tu voluntad. Haz que andemos junto a Tí, Señor.
28. TUYO SOY
Do lam Do lam
Yo no soy nada y del polvo nací,
Do La7 rem Sol7
pero Tú me amas y moriste por mí.
Do lam Do lam
Ante la cruz sólo puedo exclamar:
Do La7 rem Sol7
Tuyo soy, tuyo soy.
Do Lam
‘Toma mis manos, te pido,
rem Sol7
toma mis labios, te amo,
Do lam
toma mi vida, oh padre,
rem Sol7 Do lam rem Sol7 Do
tuyo soy, tuyo soy tuyo soy, tuyo soy
Cuando de rodillas te miro, oh Jesús,
veo tu grandeza y mi pequeñez.
¿Qué puedo darte yo? Sólo mi ser.
Tuyo soy, tuyo soy
Toma mis manos, te pido, toma mis labios..
104.- UN MANDAMIENTO
Do mim lam
Un mandamiento nuevo os doy
FA Sol7
Que unos a los otros os ameis
Do mim lam
Tanto como yo os he amado
FA Sol7 Do
Este es mi mandato, mutuamente os amareis
Nadie tiene más amor que aquél
Que la vida entrega por amor
Me voy mas volveré a vosotros
Este es mi mandato, mutuamente os amareís.
Yo os doy la paz , os doy mi Paz
No se turbe vuestro corazon
Me voy mas volveré a vosotros,
Este es mi mandato mutuamente os amareis.
Gesto: oración en silencio, nos arrodillamos, cada uno apaga 1 velita y salimos en silencio
Hora Santa 2007, con el Antiguo Testamento.
Monición de entrada.
Un nuevo año nos hemos reunido aquí, en nuestra iglesia parroquial, para rezar con Jesús y compartir con él y todos los que como él han sufrido la persecución y la muerte, una hora. Es la hora santa, hora de encuentro con Cristo sufriente, el Cristo que sufrió la intolerancia política y religiosa, el Cristo que pasó esta noche angustiado porque los planes homicidas de los escribas, fariseos y sacerdotes, estaban ya preparados. No es esta hora sólo para que pensemos en nosotros mismos y aprovechando las lecturas de nuevo nos miremos a nosotros. Es la hora de dar y compartir, unidos a nuestros hermanos, los hombres y mujeres, que han sufrido, sufren y sufrirán por ser fieles a su conciencia.
Saludo del sacerdote.
Oración.
Padre mío,
ahora que las voces se silenciaron
y los clamores se apagaron,
aquí ante el Monumento,
se eleva nuestra alma hasta Ti para decirte:
creemos en Ti, esperamos en Ti,
te amamos con todas nuestras fuerzas.
Depositamos en tus manos la fatiga y la lucha,
las alegrías y desencantos de nuestra vida.
Si los nervios nos traicionaron,
si los impulsos egoístas nos dominaron,
si dimos entrada al rencor o a la tristeza,
¡perdón, Señor! Ten piedad de nosotros.
Si hemos sido infieles,
si pronunciamos palabras vanas,
si nos dejamos llevar por la impaciencia,
si fuimos espina para alguien,
¡perdón, Señor!
Queremos esta noche,
noche de oración ante Jesús,
noche de unión con el Huerto de los Olivos,
pedirte perdón, Señor.
Señor, a nuestro derredor ya todo es silencio y calma.
Envía el ángel de la Paz a esta capilla,
el mismo que consoló a tu Hijo Jesús en la agonía.
Relaja nuestros nervios,
sosiega nuestro espíritu,
suelta nuestras tensiones,
inunda nuestro ser de silencio y serenidad,
para que nos dejemos guiar por el Espíritu
que nos lleve a unirnos a Jesús,
Jesús que sufrió en los profetas,
Jesús que sufrió en Getsemaní,
Jesús que sufre en los mártires.
1.LA NOCHE.
Monición.
Abraham estaba envuelto en la más densa oscuridad: él es anciano, Sara es estéril, el tiempo pasa, todo parece indicar que no habrá descendencia y será un criado de su casa quien heredará los bienes de Abraham. La noche interior de Abraham se ve iluminada con la noche estrellada durante la cual Dios, sacándolo afuera, le renueva la promesa, invitándole a contemplar el firmamento. Y Abraham creyó. También Cristo en esta noche se halla sumergido en la oscuridad. Las horas de su vida están contadas, los discípulos duermen, incapaces de acompañarle en la oración, el tiempo pasa y todo parece irse al traste, sin nadie capaz de mantener vivas sus enseñanzas. En su interior la oscuridad de Abraham. En esta noche Cristo clama, mira al cielo, experimenta al contemplar las estrellas el inmenso amor de un Dios que ha creado el firmamento, los árboles y las montañas para el ser humano, el hombre y la mujer a los que va a redimir. Escuchemos la Palabra de Dios.
Lectura del libro del Génesis
En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo: «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.» Y añadió: «Así será tu descendencia.»Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber. El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.» Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?»Respondió el Señor: «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.»Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos:«A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Eufrates.» Palabra de Dios.
Oración.
La noche no interrumpetu historia con el hombre.La noche es tiempode salvación.De noche descendía tu escala misteriosahasta la misma piedra donde Jacob dormía.La noche es tiempode salvación.De noche celebrabas la Pascua con tu pueblo,mientras en las tinieblas volaba el exterminio.La noche es tiempode salvación.Abrahán contaba tribus de estrellas cada noche;de noche prolongabas la voz de la promesa.La noche es tiempode salvación.De noche, por tres veces, oyó Samuel su nombre;de noche eran los sueños tu lengua más profunda.La noche es tiempode salvación.
2. EL PROFETA. JEREMÍAS.
Monición.
Siendo joven recibió la vocación de ser profeta de las naciones, con una misión muy concreta, arrancar y derribar, plantar y construir, denunciando el pecado del pueblo y anunciando la salvación. Esto provocará en él sufrir numerosas persecuciones, aflorando el cansancio y el dolor profundo de su misión, rebelándose ante Dios y desahogandose ante él de su desgracia. No siente la presencia de Dios. Su vocación entra en crisis. Se lamenta de tanta persecución y Dios lejos de apartarle del camino le alienta a seguir. Él acepta, recorriendo su camino hasta el fin, en el abandono de Dios.
Jesús asumió la vida del profeta Jeremías, él también tuvo como misión arrancar una religión contaminada por la ley y la hipocresía y construir una nueva religión, cristalina, purificada por el amor. Y sufrió la persecución. En esta noche Jesús, como Jeremías, se desahoga ante el Padre. Cansado como el profeta, se lamenta y desea apartarse del camino. La presencia del Padre será aliento para recorrerlo hasta el final, totalmente abandonado a su voluntad.
Lectura del profeta Jeremías.
¡Ay de mí, madre mía,
que me engendraste
hombre de pleitos y contiendas
con todo el mundo.
Ni he prestado ni me han prestado
y todos me maldicen.
De veras, Señor,
te he servido fielmente:
en el peligro y en la desgracia
he intercedido
en favor de mi enemigo;
tú lo sabes.
Señor, acuérdate y ocúpate de mí,
véngame de mis perseguidores,
no me dejes perecer
por tu paciencia,
mira que soporto injurias
por tu causa.
Cuando recibía tus palabras,
las devoraba,
tu palabra era mi gozo
y mi alegría íntima,
yo llevaba tu nombre,
Señor, Dios de los ejércitos.
¿Por qué se ha vuelto crónica mi llaga
y mi herida enconada e incurable?
Oración.
Por ti he aguantado afrentas,la vergüenza cubrió mi rostro.Soy un extraño para mis hermanos,un extranjero para los hijos de mi madre,porque me devora el celo de tu templo,y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí.
Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad,que tu fidelidad me ayude.Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;por tu gran compasión vuélvete hacia mí.
Miradlo los humildes y alegraos, buscad al Señor y vivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos.Alábenlo el cielo y la tierra, las aguas y cuanto bulle en ellas.
3.EL SIERVO DE YAHVÉ.
Monición.
El siervo es el que escucha y predica el mensaje divino, gracias a Dios que le da la lengua de iniciado y le abre el oído. Este mensaje trae consigo los últrajes, que él acepta y afronta, sin intentar vengarse, respondiendo con una fría calma, fruto de la convicción de que Dios está junto a él. Jesús asume también la condición del Siervo de Yahvé. En esta noche, la lucha contra sí mismo culminará aceptando ser él el siervo anunciado por el profeta Isaías.
Lectura.
Lectura del Profeta Isaías 52,13-53,12.
Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho.
Creció en su presencia como un brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza.
Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado.
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado,traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes.
Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron.
Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como un cordero llevado al matadero,como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.
Oración de Pedro Casaldáliga.
Tú, leproso y ludibrio... Varónde dolores, sin gloria, que has pisado solo—y ebrio—el lagar, y te has manchado de mosto de amargura... Tú que traes, Señor, el Corazón roto bajo la prensa del pecado. ¡Gusano y no hombre, que, en sanción de tus propios amores condenado, eres el gran Pecado sin perdón! ¿Has medido, Amador, el loco exceso que te ha sacado del Séptimo Día...? ¿No te bastó cubrirte de prestado? ¿No te basta ser preso de la exigua envoltura de un bocado? ¿Por qué te rindes, Fuerte, a la agonía y a la celada trémula de un beso?
4.MARÍA
Monición.
Antes de emprender el último tramo de su caminar hacia el Padre, Jesús aprovechando las pocas horas que le quedaban, se separó de sus discípulos y se reunió con su madre. ¿Por qué no? Los evangelios omiten este episodio, pero bien pudo haberse encontrado con ella, María Magdalena, María de Salomé, Lázaro y el grupo de los discípulos y discípulas que le acompañaban. En aquella mañana pudo haber tenido lugar este diálogo que el sacerdote José Luis Martín Descalzo recreó:
María: ¿Ocurre algo, hijo?
Jesús: Ocurre que he sentido
un ala negra golpeando mi rostro,
un látigo de hielo, una caliente
bofetada amarga de ceniza.
Era cual si, de pronto,
faltara un escalón en la escalera
y te quedaras colgando
sin acabar de caer ni sostenerte,
mientras un buitre negro te picotea el alma.
¿Estaba en la antesala de la muerte?
María: Hace muchos años, hijo, que yo conozco ese desierto
Ser hombre es presentirlo
y ser mujer sentirlo doblemente.
Cuando engendras un hijo te crees, por un momento, fabricante de vida,
pero los mismos alaridos del parto
te dicen que es muerte lo que engendras,
que das a luz lo fugitivo
y que te salen del vientre trozos de vida y muerte barajados.
Todas las madres saben que dan a luz aprendices de muerto.
Más yo creí que, al menos tú, serías distinto.
Si nace un Dios, ¿por qué ha de ser mortal?
Jesús: No se hace uno hombre a trozos:
anonadarse
no es bajar del caballo de Dios
y seguir siendo un Dios invulnerable.
Es hacerse miseria,
agachar la cabeza
y pasar por los yugos y las grietas
en los que el hombre deja su sangre encadenada.
Si me gusta ser hombre
no es que ignore que su entraña es la muerte.
Lo sabía estando ya en tu seno.
María: Yo no, hijo. Esperaba
que el hombre entendería
y que habría un atajo para salvar sin muerte.
Jesús: Eso no es posible, madre.
El mal es duro. Y sólo
a golpes de auténtico dolor puede resquebrajarse.
No basta simular un combate
y decirte: “Mañana resucitaré”,
como quien traga un vaso de ricino.
No, morir es morirse,
sin trampa ni cartón, sin tramoyas teatrales
o pensando: “Bebámoslo, mañana vendrá el sol”.
Hay que entrar en el túnel
a contra corazón,
creyendo (pero sin saberlo) que hay luz al otro lado.
María: Entonces ¿la fe también es necesaria para ti?
Jesús: También. Sé que entraré en la muerte como un hombre desnudo,
que gritaré en la cruz sin saber Quién está al otro lado
o sin saber siquiera si hay alguien.
Yo no puedo ser un Dios camuflado
que engatusa con simulada fe de pacotilla.
María: ¿Por eso tienes miedo?
Jesús: Ser hombre es solamente
tener unas pocas certezas,
tres o cuatro.
O tal vez una sola: la de saberse amado.
Saber que, aunque la muerte fuera inútil,
alguien nos amará,
alguien del cielo o de la tierra.
María: Yo te amaré siempre, hijo.
Jesús: Lo sé, y eso me bastaría
para subir tranquilo hasta la cruz.
Y se que El también me ama
pero ¡qué difícil
este Padre
que no sabe abrazarte
si llegas hasta El solo!
J.L. Martín Descalzo. Diálogos de pasión.
5.EL MANDAMIENTO DEL AMOR
Monición.
Toda la vida de Jesús ha sido amar, un amor especial hacia los suyos y los marginados. En aquella tarde el amor llegó al extremo de arrodillarse ante los discípulos y lavarles los pies y ofrecerse a sí mismo en el pan y vino. Mañana dará un nuevo paso, con su muerte en la cruz se hará solidario de las víctimas de la violencia, fruto de los fanatismos políticos y religiosos y se ofrecerá por nosotros, para desde la cruz liberarnos de la raíz del mal y el sufrimiento, el pecado. Pero Jesús no quiere apropiarse el amor, en cada uno de sus discípulos tiene que haber una señal, precisamente el que se amen los unos a los otros.
Del Evangelio de san Juan.
Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: donde yo voy vosotros no podéis ir. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros igual que yo os he amado, amaos también entre vosotras La señal por la que os conocerán todos que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros.
Oramos.
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
Donde haya odio, que yo ponga amor.
Donde haya ofensas, que yo ponga perdón.
Donde haya discordia, que yo ponga verdad..
Donde haya error, que yo ponga verdad.
Donde haya duda, que yo ponga fe.
Donde haya desesperanza, que yo ponga esperanza.
Donde haya tiniemblas, que yo ponga luz.
Donde haya tristeza, que yo ponga alegría.
Haz que yo no busque tanto
El ser consolado como el consolar,
El ser comprendido como el comprender,
El ser amado como el amar.
Porque dando
es como se recibe.
Olvidándose de sí mismo
es como se encuentra a sí mismo.
Perdonando
es como se obtiene perdón.
Muriendo
es como se resucita a la vida eterna.
6.ORACIÓN SACERDOTAL.
Monición.
La Hora Santa tiene dos momentos centrales. La oración sacerdotal y la oración en Getsemaní. En la primera Jesús se dirige al Padre y ruega por cada uno de nosotros. En aquellas horas previas a su muerte, él nos llevaba a cada uno de nosotros en su corazón. Por eso la escucharemos y dejaremos un momento de silencio, para interiorizarla y escuchar a Jesús hablarle al Padre. En esta noche de nuevo él, a quien escuchamos cada vez que dos o tres nos reunimos en su nombre y proclamamos el Evangelio, reza por cada uno de nosotros. Una buena forma de orar sería cambiar el “ellos” por nuestro nombre y rezarla de este modo, en el silencio y la intimidad de la oración ante el monumento.
Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo he te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti antes que el mundo existiese. He manifestado tu Nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran y tú me los diste y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste y ellos las han recibido y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no te ruego por el mundo, sino por los que tú me diste y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío; y eh ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo mientras yo voy a ti.
Padre santo, guárdalos en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro y, para que también se consagran ellos en la verdad.
No sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que me has amado a mí.
Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste, estén conmigo, donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido yo te he conocido y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu Nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, como también yo estoy en ellos.
7.GETSEMANÍ.
Monición.
Concluida la oración sacerdotal Jesús emprende el camino desde el Cenáculo hasta Getsemaní. Allí reza.
Del Evangelio de san Lucas.
Salió y se dirigió según costumbre al monte de los olivos y lo siguieron los discípulos Al llegar al lugar, les dijo: Pedid no sucumbir en la prueba. Se apartó de ellos como un tiro de piedra, se arrodilló y oraba: Padre, si quieres, aparta de mí esta copa. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Se le apareció un ángel del cielo que le dio fuerzas. Y, entrando en combate, oraba más intensamente. Le corría el sudor, como gotas de sangre cayendo en el suelo. Se levantó, se acercó a sus discípulos y los halló dormidos de tristeza. Lc 22,39-45
Oración.
Señor Jesús, desde que pasaste por este mundo
teniendo la paciencia como vestidura y distintivo,
es ella la reina de las virtudes
y la perla más preciosa de tu corona.
Danos la gracia de aceptar con paz
la esencial gratuidad de Dios,
el camino desconcertante de la Gracia
y las emergencias imprevisibles de la naturaleza.
Aceptamos con paz
la marcha lenta y zigzagueante de la oración
y el hecho de que el camino para la santidad
sea tan largo y difícil.
Aceptamos con paz
las contrariedades de la vida
y las incomprensiones de nuestros hermanos,
las enfermedades y la misma muerte
y la ley de la insignificancia humana, es decir:
que, después de nuestra muerte, todo seguirá igual
como si nada hubiese sucedido.
Aceptamos con paz
el hecho de querer tanto y poder tan poco
y que, con grandes esfuerzos, hemos de conseguir
pequeños resultados.
Aceptamos con paz la ley del pecado, esto es:
hacemos lo que no queremos, y dejamos de hacer
dejamos aquello que nos gustaría hacer.
Aceptamos con paz
la ley de la mediocridad y del fracaso,
la ley de la soledad y de la muerte.
A cambio de toda esta entrega, danos la Paz, Señor.
8.LOS MÁRTIRES DE AYER.
Monición.
Aquello no terminó con Jesús, el fue el primero de una larga cadena de hombres y mujeres que dieron su vida por el Reino de Dios, víctimas de la intolerancia política y religiosa. Después de Cristo le siguieron el apóstol Santiago y el diácono Esteban, a ellos se unieron los apóstoles y los primeros mártires hasta el presente. Entre ellos, nuestro pueblo tiene la dicha de haber ofrecido a Cristo un hijo suyo, Don Pascual Penadés. Escuchemos algunos testimonios.
El primero es la carta a Diogneto.
De la carta a Diogneto.
Se casan como todos; como todos engendran hijos, pero no exponen los que nacen. Ponen mesa común, pero no lecho. A todos aman y de todos son perseguidos. Se les desconoce y se les condena. Se les mata y en ello se les da la vida. Son pobres y enriquecen a todos. Carecen de todo y abundan en todo. Son deshonrados y en las mismas deshonras son glorificados. Se les injuria y ellos dan honra. Hacen bien y se les castiga como malhechores. Condenados a muerte, se alegran como si les dieran la vida.
Un interrogatorio de los mártires de la Iglesia de Africa.
El procónsul Saturnino dijo: Os concedo un plazo de treinta días para que reflexionéis. Esperanto dijo de nuevo: soy cristiano. Y todos asintieron con él. El procónsul Saturnino leyó de la tablilla la sentencia: Esperanto, Nartzalo, Citino, Donata, Vestia, Segunda y los demás que han declarado vivir conforme a la religión cristiana, puesto que habiéndoseles ofrecido facilida de volver a las costumbres cristianas, se han negado obsinadamente, sentencio que sean, pasados a espada. Esperanto dijo: damos gracias a Dios. Nartzalo dijo: hoy estaremos como mártires en el cielo. ¡Gracias a Dios! Y enseguida fueron degollados por el nombre de Cristo.
Maximiliano Kolbe.
Nos encontramos en el campo de exterminio de Auschwitz. Aquella noche uno de los miles de los condenados a trabajos forzados se había fugado. A la mañana siguiente hicieron formar a todos los dos mil y los tuvieron en posición firmes desde las primeras horas hasta el mediodía. Los frágiles cuerpos, débiles por el trabajo y la mala alimentación iban cayendo, ante un sol implacable de aquel mes de agosto. A las tres les dieron un poco de comida, volviendo a la posición de firmes hasta la noche. Al día siguiente fueron elegidos diez de ellos para ser ajusticiados. Entre ellos un padre de familia, que lloraba. Maximiliano Kolbe dio un paso adelante y se dirigió al coronel con estas palabras: Soy un sacerdote católico polaco, estoy ya viejo. Querría ocupar el puesto de este hombre que tiene esposa e hijos. El oficial aceptó.
Rutilio Grande.
Había nacido en El Paisanal, El Salvador. Ingresó en la Compañía de Jesús y ordenado sacerdote comenzó en 1973 la experiencia pastoral en Aguilares, junto con tres jesuitas. Eran años duros y terribles para el pueblo salvadoreño. Y el Padre Rutilio desde el Evangelio se entregó en la defensa de la justicia , formando líderes capesinos con una enorme influencia en las comiunidades. Aquello era un peligro, el Reino de Dios trae consigo la lucha contra las estructuras de pecado y quienes las mantienen. El 13 de Marzo de 1977 cuando se dirigía para celebrar la Eucaristía en El Paisanal fue asesinado junto con un hombre de 62 años y un muchacho de 14. Aquella muerte trajo consigo el cambio de mentalidad de un gran obispo, Oscar Romero, quien comenzó a implicarse en la denuncia y lucha por el pueblo sufriente.
LETANÍAS.
Monición.
Jesús es el Salvador de todos los hombres. Con esta afirmación los cristianos tenemos muy claro que él no es sólo patrimonio nuestro sino de toda la humanidad y en él todos hemos sido hechos hermanos unos de otros, dejando atrás las barreras que los hombres y mujeres construimos para separarnos, barreras de razas, culturas, religiones, ideologías, pueblos,... En esta noche asume el dolor de la humanidad, se convierte en el centro en quien convergen todos los justos de la historia. Por eso vamos a recordarles, a quienes un día revivieron la pasión de Cristo, algunos de ellos sin conocerle y sin haber conocido el Evangelio lo siguieron, porque vivieron lo esencial del mensaje de Jesús.
Sócrates, muerto por amor a la justicia. Camina con nosotros.
Muertos de Auschwitz, Vietnam, Irak, Afganistán, Nueva York, Madrid,... que habéis abierto un surco imborrable. Caminad con nosotros.
Abraham, padre de todos los creyentes. Camina con nosotros.
Moisés, brazo de Dis que movilizaste al pueblo para salir de la esclavitud. Camina con nosotros.
Isaías y Jeremías, profetas perseguidos por ser fieles a vuestra misión. Caminad con nosotros.
Juan Bautista, mártir de la misión profética. Camina con nosotros.
Esteban, apedreado por causa de Jesucristo. Camina con nosotros.
Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia y mártires del Evangelio. Caminad con nosotros.
Policarpo de Esmirna, detenido y muerto a los ochenta y seis años. Camina con nosotros.
Felicidad y madre de siete mártires, que los animaste a resistir hasta el fin. Camina con nosotros.
Francisco de Asís, crucificado con Cristo por amor al Evangelio. Camina con nosotros.
Carlos de Foucauld, hermano pequeño de todos los hermanos pequeños, asesinado. Camina con nosotros.
Maximiliano Kolbe, prisionero de los nazies que cambiaste tu vida por la de un condenado a muerte. Camina con nosotros.
Rutilio Grande, Oscar Romero, Ignacio Ellacuria y cuantos distéis vuestra vida por fidelidad al Evangelio y amor al pueblo. Caminad con nosotros.
Martín Luther King, mártir de la libertad, la igualdad y el amor. Camina con nosotros.
Juan XXIII, profeta del amor, el buen humor y la esperanza. Camina con nosotros.
Cristianos torturados y asesinados bajo el comunismo por fidelidad a la Iglesia y a Cristo. Caminad con nosotros.
Cristianos anónimos, madres y padres de familia, muertos o perseguidos por ser cristianos. Caminad con nosotros.
Beato Pascual, Don Elías y sacerdotes, religiosos y religiosas, cristianos asesinados en España durante la Guerra Civil, por ir a misa. Caminad con nosotros.
Santa María, Reina de los Mártires, camina con nosotros.
Un nuevo año nos hemos reunido aquí, en nuestra iglesia parroquial, para rezar con Jesús y compartir con él y todos los que como él han sufrido la persecución y la muerte, una hora. Es la hora santa, hora de encuentro con Cristo sufriente, el Cristo que sufrió la intolerancia política y religiosa, el Cristo que pasó esta noche angustiado porque los planes homicidas de los escribas, fariseos y sacerdotes, estaban ya preparados. No es esta hora sólo para que pensemos en nosotros mismos y aprovechando las lecturas de nuevo nos miremos a nosotros. Es la hora de dar y compartir, unidos a nuestros hermanos, los hombres y mujeres, que han sufrido, sufren y sufrirán por ser fieles a su conciencia.
Saludo del sacerdote.
Oración.
Padre mío,
ahora que las voces se silenciaron
y los clamores se apagaron,
aquí ante el Monumento,
se eleva nuestra alma hasta Ti para decirte:
creemos en Ti, esperamos en Ti,
te amamos con todas nuestras fuerzas.
Depositamos en tus manos la fatiga y la lucha,
las alegrías y desencantos de nuestra vida.
Si los nervios nos traicionaron,
si los impulsos egoístas nos dominaron,
si dimos entrada al rencor o a la tristeza,
¡perdón, Señor! Ten piedad de nosotros.
Si hemos sido infieles,
si pronunciamos palabras vanas,
si nos dejamos llevar por la impaciencia,
si fuimos espina para alguien,
¡perdón, Señor!
Queremos esta noche,
noche de oración ante Jesús,
noche de unión con el Huerto de los Olivos,
pedirte perdón, Señor.
Señor, a nuestro derredor ya todo es silencio y calma.
Envía el ángel de la Paz a esta capilla,
el mismo que consoló a tu Hijo Jesús en la agonía.
Relaja nuestros nervios,
sosiega nuestro espíritu,
suelta nuestras tensiones,
inunda nuestro ser de silencio y serenidad,
para que nos dejemos guiar por el Espíritu
que nos lleve a unirnos a Jesús,
Jesús que sufrió en los profetas,
Jesús que sufrió en Getsemaní,
Jesús que sufre en los mártires.
1.LA NOCHE.
Monición.
Abraham estaba envuelto en la más densa oscuridad: él es anciano, Sara es estéril, el tiempo pasa, todo parece indicar que no habrá descendencia y será un criado de su casa quien heredará los bienes de Abraham. La noche interior de Abraham se ve iluminada con la noche estrellada durante la cual Dios, sacándolo afuera, le renueva la promesa, invitándole a contemplar el firmamento. Y Abraham creyó. También Cristo en esta noche se halla sumergido en la oscuridad. Las horas de su vida están contadas, los discípulos duermen, incapaces de acompañarle en la oración, el tiempo pasa y todo parece irse al traste, sin nadie capaz de mantener vivas sus enseñanzas. En su interior la oscuridad de Abraham. En esta noche Cristo clama, mira al cielo, experimenta al contemplar las estrellas el inmenso amor de un Dios que ha creado el firmamento, los árboles y las montañas para el ser humano, el hombre y la mujer a los que va a redimir. Escuchemos la Palabra de Dios.
Lectura del libro del Génesis
En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo: «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.» Y añadió: «Así será tu descendencia.»Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber. El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.» Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?»Respondió el Señor: «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.»Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos:«A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Eufrates.» Palabra de Dios.
Oración.
La noche no interrumpetu historia con el hombre.La noche es tiempode salvación.De noche descendía tu escala misteriosahasta la misma piedra donde Jacob dormía.La noche es tiempode salvación.De noche celebrabas la Pascua con tu pueblo,mientras en las tinieblas volaba el exterminio.La noche es tiempode salvación.Abrahán contaba tribus de estrellas cada noche;de noche prolongabas la voz de la promesa.La noche es tiempode salvación.De noche, por tres veces, oyó Samuel su nombre;de noche eran los sueños tu lengua más profunda.La noche es tiempode salvación.
2. EL PROFETA. JEREMÍAS.
Monición.
Siendo joven recibió la vocación de ser profeta de las naciones, con una misión muy concreta, arrancar y derribar, plantar y construir, denunciando el pecado del pueblo y anunciando la salvación. Esto provocará en él sufrir numerosas persecuciones, aflorando el cansancio y el dolor profundo de su misión, rebelándose ante Dios y desahogandose ante él de su desgracia. No siente la presencia de Dios. Su vocación entra en crisis. Se lamenta de tanta persecución y Dios lejos de apartarle del camino le alienta a seguir. Él acepta, recorriendo su camino hasta el fin, en el abandono de Dios.
Jesús asumió la vida del profeta Jeremías, él también tuvo como misión arrancar una religión contaminada por la ley y la hipocresía y construir una nueva religión, cristalina, purificada por el amor. Y sufrió la persecución. En esta noche Jesús, como Jeremías, se desahoga ante el Padre. Cansado como el profeta, se lamenta y desea apartarse del camino. La presencia del Padre será aliento para recorrerlo hasta el final, totalmente abandonado a su voluntad.
Lectura del profeta Jeremías.
¡Ay de mí, madre mía,
que me engendraste
hombre de pleitos y contiendas
con todo el mundo.
Ni he prestado ni me han prestado
y todos me maldicen.
De veras, Señor,
te he servido fielmente:
en el peligro y en la desgracia
he intercedido
en favor de mi enemigo;
tú lo sabes.
Señor, acuérdate y ocúpate de mí,
véngame de mis perseguidores,
no me dejes perecer
por tu paciencia,
mira que soporto injurias
por tu causa.
Cuando recibía tus palabras,
las devoraba,
tu palabra era mi gozo
y mi alegría íntima,
yo llevaba tu nombre,
Señor, Dios de los ejércitos.
¿Por qué se ha vuelto crónica mi llaga
y mi herida enconada e incurable?
Oración.
Por ti he aguantado afrentas,la vergüenza cubrió mi rostro.Soy un extraño para mis hermanos,un extranjero para los hijos de mi madre,porque me devora el celo de tu templo,y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí.
Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad,que tu fidelidad me ayude.Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;por tu gran compasión vuélvete hacia mí.
Miradlo los humildes y alegraos, buscad al Señor y vivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos.Alábenlo el cielo y la tierra, las aguas y cuanto bulle en ellas.
3.EL SIERVO DE YAHVÉ.
Monición.
El siervo es el que escucha y predica el mensaje divino, gracias a Dios que le da la lengua de iniciado y le abre el oído. Este mensaje trae consigo los últrajes, que él acepta y afronta, sin intentar vengarse, respondiendo con una fría calma, fruto de la convicción de que Dios está junto a él. Jesús asume también la condición del Siervo de Yahvé. En esta noche, la lucha contra sí mismo culminará aceptando ser él el siervo anunciado por el profeta Isaías.
Lectura.
Lectura del Profeta Isaías 52,13-53,12.
Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho.
Creció en su presencia como un brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza.
Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado.
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado,traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes.
Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron.
Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como un cordero llevado al matadero,como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.
Oración de Pedro Casaldáliga.
Tú, leproso y ludibrio... Varónde dolores, sin gloria, que has pisado solo—y ebrio—el lagar, y te has manchado de mosto de amargura... Tú que traes, Señor, el Corazón roto bajo la prensa del pecado. ¡Gusano y no hombre, que, en sanción de tus propios amores condenado, eres el gran Pecado sin perdón! ¿Has medido, Amador, el loco exceso que te ha sacado del Séptimo Día...? ¿No te bastó cubrirte de prestado? ¿No te basta ser preso de la exigua envoltura de un bocado? ¿Por qué te rindes, Fuerte, a la agonía y a la celada trémula de un beso?
4.MARÍA
Monición.
Antes de emprender el último tramo de su caminar hacia el Padre, Jesús aprovechando las pocas horas que le quedaban, se separó de sus discípulos y se reunió con su madre. ¿Por qué no? Los evangelios omiten este episodio, pero bien pudo haberse encontrado con ella, María Magdalena, María de Salomé, Lázaro y el grupo de los discípulos y discípulas que le acompañaban. En aquella mañana pudo haber tenido lugar este diálogo que el sacerdote José Luis Martín Descalzo recreó:
María: ¿Ocurre algo, hijo?
Jesús: Ocurre que he sentido
un ala negra golpeando mi rostro,
un látigo de hielo, una caliente
bofetada amarga de ceniza.
Era cual si, de pronto,
faltara un escalón en la escalera
y te quedaras colgando
sin acabar de caer ni sostenerte,
mientras un buitre negro te picotea el alma.
¿Estaba en la antesala de la muerte?
María: Hace muchos años, hijo, que yo conozco ese desierto
Ser hombre es presentirlo
y ser mujer sentirlo doblemente.
Cuando engendras un hijo te crees, por un momento, fabricante de vida,
pero los mismos alaridos del parto
te dicen que es muerte lo que engendras,
que das a luz lo fugitivo
y que te salen del vientre trozos de vida y muerte barajados.
Todas las madres saben que dan a luz aprendices de muerto.
Más yo creí que, al menos tú, serías distinto.
Si nace un Dios, ¿por qué ha de ser mortal?
Jesús: No se hace uno hombre a trozos:
anonadarse
no es bajar del caballo de Dios
y seguir siendo un Dios invulnerable.
Es hacerse miseria,
agachar la cabeza
y pasar por los yugos y las grietas
en los que el hombre deja su sangre encadenada.
Si me gusta ser hombre
no es que ignore que su entraña es la muerte.
Lo sabía estando ya en tu seno.
María: Yo no, hijo. Esperaba
que el hombre entendería
y que habría un atajo para salvar sin muerte.
Jesús: Eso no es posible, madre.
El mal es duro. Y sólo
a golpes de auténtico dolor puede resquebrajarse.
No basta simular un combate
y decirte: “Mañana resucitaré”,
como quien traga un vaso de ricino.
No, morir es morirse,
sin trampa ni cartón, sin tramoyas teatrales
o pensando: “Bebámoslo, mañana vendrá el sol”.
Hay que entrar en el túnel
a contra corazón,
creyendo (pero sin saberlo) que hay luz al otro lado.
María: Entonces ¿la fe también es necesaria para ti?
Jesús: También. Sé que entraré en la muerte como un hombre desnudo,
que gritaré en la cruz sin saber Quién está al otro lado
o sin saber siquiera si hay alguien.
Yo no puedo ser un Dios camuflado
que engatusa con simulada fe de pacotilla.
María: ¿Por eso tienes miedo?
Jesús: Ser hombre es solamente
tener unas pocas certezas,
tres o cuatro.
O tal vez una sola: la de saberse amado.
Saber que, aunque la muerte fuera inútil,
alguien nos amará,
alguien del cielo o de la tierra.
María: Yo te amaré siempre, hijo.
Jesús: Lo sé, y eso me bastaría
para subir tranquilo hasta la cruz.
Y se que El también me ama
pero ¡qué difícil
este Padre
que no sabe abrazarte
si llegas hasta El solo!
J.L. Martín Descalzo. Diálogos de pasión.
5.EL MANDAMIENTO DEL AMOR
Monición.
Toda la vida de Jesús ha sido amar, un amor especial hacia los suyos y los marginados. En aquella tarde el amor llegó al extremo de arrodillarse ante los discípulos y lavarles los pies y ofrecerse a sí mismo en el pan y vino. Mañana dará un nuevo paso, con su muerte en la cruz se hará solidario de las víctimas de la violencia, fruto de los fanatismos políticos y religiosos y se ofrecerá por nosotros, para desde la cruz liberarnos de la raíz del mal y el sufrimiento, el pecado. Pero Jesús no quiere apropiarse el amor, en cada uno de sus discípulos tiene que haber una señal, precisamente el que se amen los unos a los otros.
Del Evangelio de san Juan.
Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: donde yo voy vosotros no podéis ir. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros igual que yo os he amado, amaos también entre vosotras La señal por la que os conocerán todos que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros.
Oramos.
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
Donde haya odio, que yo ponga amor.
Donde haya ofensas, que yo ponga perdón.
Donde haya discordia, que yo ponga verdad..
Donde haya error, que yo ponga verdad.
Donde haya duda, que yo ponga fe.
Donde haya desesperanza, que yo ponga esperanza.
Donde haya tiniemblas, que yo ponga luz.
Donde haya tristeza, que yo ponga alegría.
Haz que yo no busque tanto
El ser consolado como el consolar,
El ser comprendido como el comprender,
El ser amado como el amar.
Porque dando
es como se recibe.
Olvidándose de sí mismo
es como se encuentra a sí mismo.
Perdonando
es como se obtiene perdón.
Muriendo
es como se resucita a la vida eterna.
6.ORACIÓN SACERDOTAL.
Monición.
La Hora Santa tiene dos momentos centrales. La oración sacerdotal y la oración en Getsemaní. En la primera Jesús se dirige al Padre y ruega por cada uno de nosotros. En aquellas horas previas a su muerte, él nos llevaba a cada uno de nosotros en su corazón. Por eso la escucharemos y dejaremos un momento de silencio, para interiorizarla y escuchar a Jesús hablarle al Padre. En esta noche de nuevo él, a quien escuchamos cada vez que dos o tres nos reunimos en su nombre y proclamamos el Evangelio, reza por cada uno de nosotros. Una buena forma de orar sería cambiar el “ellos” por nuestro nombre y rezarla de este modo, en el silencio y la intimidad de la oración ante el monumento.
Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo he te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti antes que el mundo existiese. He manifestado tu Nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran y tú me los diste y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste y ellos las han recibido y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no te ruego por el mundo, sino por los que tú me diste y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío; y eh ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo mientras yo voy a ti.
Padre santo, guárdalos en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro y, para que también se consagran ellos en la verdad.
No sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que me has amado a mí.
Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste, estén conmigo, donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido yo te he conocido y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu Nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, como también yo estoy en ellos.
7.GETSEMANÍ.
Monición.
Concluida la oración sacerdotal Jesús emprende el camino desde el Cenáculo hasta Getsemaní. Allí reza.
Del Evangelio de san Lucas.
Salió y se dirigió según costumbre al monte de los olivos y lo siguieron los discípulos Al llegar al lugar, les dijo: Pedid no sucumbir en la prueba. Se apartó de ellos como un tiro de piedra, se arrodilló y oraba: Padre, si quieres, aparta de mí esta copa. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Se le apareció un ángel del cielo que le dio fuerzas. Y, entrando en combate, oraba más intensamente. Le corría el sudor, como gotas de sangre cayendo en el suelo. Se levantó, se acercó a sus discípulos y los halló dormidos de tristeza. Lc 22,39-45
Oración.
Señor Jesús, desde que pasaste por este mundo
teniendo la paciencia como vestidura y distintivo,
es ella la reina de las virtudes
y la perla más preciosa de tu corona.
Danos la gracia de aceptar con paz
la esencial gratuidad de Dios,
el camino desconcertante de la Gracia
y las emergencias imprevisibles de la naturaleza.
Aceptamos con paz
la marcha lenta y zigzagueante de la oración
y el hecho de que el camino para la santidad
sea tan largo y difícil.
Aceptamos con paz
las contrariedades de la vida
y las incomprensiones de nuestros hermanos,
las enfermedades y la misma muerte
y la ley de la insignificancia humana, es decir:
que, después de nuestra muerte, todo seguirá igual
como si nada hubiese sucedido.
Aceptamos con paz
el hecho de querer tanto y poder tan poco
y que, con grandes esfuerzos, hemos de conseguir
pequeños resultados.
Aceptamos con paz la ley del pecado, esto es:
hacemos lo que no queremos, y dejamos de hacer
dejamos aquello que nos gustaría hacer.
Aceptamos con paz
la ley de la mediocridad y del fracaso,
la ley de la soledad y de la muerte.
A cambio de toda esta entrega, danos la Paz, Señor.
8.LOS MÁRTIRES DE AYER.
Monición.
Aquello no terminó con Jesús, el fue el primero de una larga cadena de hombres y mujeres que dieron su vida por el Reino de Dios, víctimas de la intolerancia política y religiosa. Después de Cristo le siguieron el apóstol Santiago y el diácono Esteban, a ellos se unieron los apóstoles y los primeros mártires hasta el presente. Entre ellos, nuestro pueblo tiene la dicha de haber ofrecido a Cristo un hijo suyo, Don Pascual Penadés. Escuchemos algunos testimonios.
El primero es la carta a Diogneto.
De la carta a Diogneto.
Se casan como todos; como todos engendran hijos, pero no exponen los que nacen. Ponen mesa común, pero no lecho. A todos aman y de todos son perseguidos. Se les desconoce y se les condena. Se les mata y en ello se les da la vida. Son pobres y enriquecen a todos. Carecen de todo y abundan en todo. Son deshonrados y en las mismas deshonras son glorificados. Se les injuria y ellos dan honra. Hacen bien y se les castiga como malhechores. Condenados a muerte, se alegran como si les dieran la vida.
Un interrogatorio de los mártires de la Iglesia de Africa.
El procónsul Saturnino dijo: Os concedo un plazo de treinta días para que reflexionéis. Esperanto dijo de nuevo: soy cristiano. Y todos asintieron con él. El procónsul Saturnino leyó de la tablilla la sentencia: Esperanto, Nartzalo, Citino, Donata, Vestia, Segunda y los demás que han declarado vivir conforme a la religión cristiana, puesto que habiéndoseles ofrecido facilida de volver a las costumbres cristianas, se han negado obsinadamente, sentencio que sean, pasados a espada. Esperanto dijo: damos gracias a Dios. Nartzalo dijo: hoy estaremos como mártires en el cielo. ¡Gracias a Dios! Y enseguida fueron degollados por el nombre de Cristo.
Maximiliano Kolbe.
Nos encontramos en el campo de exterminio de Auschwitz. Aquella noche uno de los miles de los condenados a trabajos forzados se había fugado. A la mañana siguiente hicieron formar a todos los dos mil y los tuvieron en posición firmes desde las primeras horas hasta el mediodía. Los frágiles cuerpos, débiles por el trabajo y la mala alimentación iban cayendo, ante un sol implacable de aquel mes de agosto. A las tres les dieron un poco de comida, volviendo a la posición de firmes hasta la noche. Al día siguiente fueron elegidos diez de ellos para ser ajusticiados. Entre ellos un padre de familia, que lloraba. Maximiliano Kolbe dio un paso adelante y se dirigió al coronel con estas palabras: Soy un sacerdote católico polaco, estoy ya viejo. Querría ocupar el puesto de este hombre que tiene esposa e hijos. El oficial aceptó.
Rutilio Grande.
Había nacido en El Paisanal, El Salvador. Ingresó en la Compañía de Jesús y ordenado sacerdote comenzó en 1973 la experiencia pastoral en Aguilares, junto con tres jesuitas. Eran años duros y terribles para el pueblo salvadoreño. Y el Padre Rutilio desde el Evangelio se entregó en la defensa de la justicia , formando líderes capesinos con una enorme influencia en las comiunidades. Aquello era un peligro, el Reino de Dios trae consigo la lucha contra las estructuras de pecado y quienes las mantienen. El 13 de Marzo de 1977 cuando se dirigía para celebrar la Eucaristía en El Paisanal fue asesinado junto con un hombre de 62 años y un muchacho de 14. Aquella muerte trajo consigo el cambio de mentalidad de un gran obispo, Oscar Romero, quien comenzó a implicarse en la denuncia y lucha por el pueblo sufriente.
LETANÍAS.
Monición.
Jesús es el Salvador de todos los hombres. Con esta afirmación los cristianos tenemos muy claro que él no es sólo patrimonio nuestro sino de toda la humanidad y en él todos hemos sido hechos hermanos unos de otros, dejando atrás las barreras que los hombres y mujeres construimos para separarnos, barreras de razas, culturas, religiones, ideologías, pueblos,... En esta noche asume el dolor de la humanidad, se convierte en el centro en quien convergen todos los justos de la historia. Por eso vamos a recordarles, a quienes un día revivieron la pasión de Cristo, algunos de ellos sin conocerle y sin haber conocido el Evangelio lo siguieron, porque vivieron lo esencial del mensaje de Jesús.
Sócrates, muerto por amor a la justicia. Camina con nosotros.
Muertos de Auschwitz, Vietnam, Irak, Afganistán, Nueva York, Madrid,... que habéis abierto un surco imborrable. Caminad con nosotros.
Abraham, padre de todos los creyentes. Camina con nosotros.
Moisés, brazo de Dis que movilizaste al pueblo para salir de la esclavitud. Camina con nosotros.
Isaías y Jeremías, profetas perseguidos por ser fieles a vuestra misión. Caminad con nosotros.
Juan Bautista, mártir de la misión profética. Camina con nosotros.
Esteban, apedreado por causa de Jesucristo. Camina con nosotros.
Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia y mártires del Evangelio. Caminad con nosotros.
Policarpo de Esmirna, detenido y muerto a los ochenta y seis años. Camina con nosotros.
Felicidad y madre de siete mártires, que los animaste a resistir hasta el fin. Camina con nosotros.
Francisco de Asís, crucificado con Cristo por amor al Evangelio. Camina con nosotros.
Carlos de Foucauld, hermano pequeño de todos los hermanos pequeños, asesinado. Camina con nosotros.
Maximiliano Kolbe, prisionero de los nazies que cambiaste tu vida por la de un condenado a muerte. Camina con nosotros.
Rutilio Grande, Oscar Romero, Ignacio Ellacuria y cuantos distéis vuestra vida por fidelidad al Evangelio y amor al pueblo. Caminad con nosotros.
Martín Luther King, mártir de la libertad, la igualdad y el amor. Camina con nosotros.
Juan XXIII, profeta del amor, el buen humor y la esperanza. Camina con nosotros.
Cristianos torturados y asesinados bajo el comunismo por fidelidad a la Iglesia y a Cristo. Caminad con nosotros.
Cristianos anónimos, madres y padres de familia, muertos o perseguidos por ser cristianos. Caminad con nosotros.
Beato Pascual, Don Elías y sacerdotes, religiosos y religiosas, cristianos asesinados en España durante la Guerra Civil, por ir a misa. Caminad con nosotros.
Santa María, Reina de los Mártires, camina con nosotros.
Hora Santa 2006, con textos de la Deus caritas est.
INTRODUCCIÓN.
Monición.
Queridos hermanos:
Es este un momento de intimidad con el Señor. Nuestra mirada se dirige a las últimas horas de libertad de Cristo. Unas horas marcadas por un amor que irá más allá de la muerte, resucitará y se hará presente a lo largo de la historia en las comunidades cristianas. Son momentos difíciles para Cristo, el tiempo con aquellos a los que ha amado se consume. Con el beso de Judás Jesús pasará a manos de las tinieblas, perderá la libertad para someterse a la autoridad religiosa y política, perdera a los amigos que le abandonarán, perderá la salud para sufrir la tortura.
Situémonos en aquella noche. Nosotros somos sus amigos, los que queremos estar con él y con Cristo en todos los que esta noche se encuentran solos en los hospitales, las cárceles, los campos de batalla, las residencias de ancianos,...
De un escrito del Cardenal Joseph Ratzinger.
Al finalizar la liturgia del Jueves Santo, la Iglesia imita el camino de Jesús trasladando al Santísimo desde el tabernáculo a una capilla lateral, que representa la soledad de Getsemaní, la soledad de la mortal angustia de Jesús. En esta capilla rezan los fieles; quieren acompañar a Jesús en la hora de su soledad. Este camino del Jueves Santo no ha de quedar en mero gesto y signo litúrgico. Ha de comprometernos a vivir desde dentro su soledad, a buscarle siempre, a él, que es el olvidado, el escarnecido, y a permanecer a su lado allí donde los hombres se niegan a reconocerle. Este camino litúrgico nos exhorta a buscar la soledad de la oración. Y nos invita también a buscarle entre aquellos que están solos, de los cuales nadie se preocupa, y renovar con él, en medio de las tinieblas, la luz de la vida, que «él» mismo es. Porque es su camino el que ha hecho posible que en este mundo se levante el nuevo día, la vida de la Resurrección, que ya no conoce la noche. En la fe cristiana alcanzamos esta promesa.
Canto de entrada.
Junto a Ti, al caer de la tarde,
y cansados de nuestra labor,
te ofrecemos con todos los hombres el trabajo,
el descanso y el amor.
Con la noche las sombras nos cercan,
y regresa la alondra a su hogar;
nuestro hogar son tus manos,
Oh Padre, y tu amor nuestro nido será.
Oración (todos)
Señor Jesús, queremos velar contigo,
queremos estar junto a tí.
Quizá no se nos ocurran muchas cosas,
pero queremos estar,
queremos sentir tu amor,
como cuando nos acercamos a una hoguera,
queremos amarte,
queremos aprender a amar.
Lo importante es estar abiertos a tu presencia.
Y agradecer, alabar, suplicar.
Y callar, escuchar,
no decir nada,
simplemente estar. Acógenos como discípulos
que quieren escuchar tus palabras,
aprender de ti, seguirte siempre.
Acógenos como amigos.
Y haz de nosotros también tus testigos,
testigos del amor. Señor Jesús,
toca esta noche nuestro corazón,
danos tu gracia, sálvanos,
llénanos de la vida que sólo tú puedes dar.
I. INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
Jesús nos habla “Haced esto en memoria mía”
Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:
-Tomad, esto es mi cuerpo.
Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron.
Y les dijo:
-Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.
Mc 14, 22-26
Música de fondo: La estación de primavera de Vivaldi
Escuchamos. De la Carta Encíclica Deus Caritas Est de Benedicto XVI.
Jesús ha perpetuado este acto de entrega mediante la institución de la Eucaristía durante la Última Cena. Ya en aquella hora, El anticipa su muerte y resurrección, dándose a sí mismo a sus discípulos en el pan y en el vino, su cuerpo y su sangre como nuevo maná. DCE 12
El paso desde la Ley y los Profetas al doble mandamiento del amor de Dios y del prójimo, el hacer derivar de este precepto toda la existencia de fe, no es simplemente moral, que podría darse autónomamente, paralelamente a la fe en Cristo y a su actualización en el Sacramento: fe, culto y ethos se compenetran recíprocamente como una sola realidad, que se configura en el encuentro con el agapé de Dios. Así, la contraposición usual entre culto y ética simplemente desaparece. En el culto mismo, en la comunión eucarística, está incluido a la vez el ser amados y el amar a los otros. Una eucaristía que no comporte un ejercicio práctico del amor es fragmentaria en sí misma. Viceversa – como hemos de considerar más detalladamente aún – , el mandamiento del amor es posible sólo porque no es una mera exigencia: el amor puede ser mandado porque antes es dado.
Dame una vocación plena y profunda que afirme mi trabajo con mi nombre.
Sea mi vida, Señor, clara y fecunday me realice mañana como hombre.
Da una meta segura a mi camino:que mi anhelo sea la perfeccióny cumpla mi esperanza y mi destino;ayúdame a encontrar mi vocación.
Que sirva mi tarea con pasión,con amor por lo firme y verdadero;dame acierto, Señor, en la elección,señala Tú mi rumbo venidero.
Que pueda entregar a mis hermanosel fruto de una siembra bien labrada,una obra que rebose de mis manos,como esa ofrenda que al Señor agrada.
II. LAVATORIO DE LOS PIES.
Lectio: El lavatorio de los pies.
Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venia de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: — «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis
Meditatio: el amor tiene rostro.
La verdadera originalidad del Nuevo Testamento no consiste en nuevas ideas, sino en la figura misma de Cristo, que da carne y sangre a los conceptos: un realismo inaudito. En Jesucristo el propio Dios va tras la oveja perdida, la humanidad doliente y extraviada. Cuando Jesús habla en sus parábolas del pastor que va tras las ovejas descarriadas, de la mujer que busca el dracma, del padre que sale al encuentro del hijo pródigo y lo abraza, no se trata sólo de meras palabras, sino que es la explicación de su propio ser y actuar.
DCE 12
Cristo, no tienes manos,
tienes sólo nuestras manos
para construir un mundo
donde habite la justicia.
Cristo, no tienes pies,
tienes sólo nuestros pies
para poner en marcha a los oprimidos
por el camino de la libertad.
Cristo, no tienes labios,
tienes sólo nuestros labios,
para proclamar a los pobres
la Buena Nueva de la libertad.
Cristo no tienes medios,
tienes sólo nuestra acción
para lograr que todos los hombres
sean hermanos.
Cristo somos la única Biblia
que el pueblo lee aún, s
omos el único mensaje libertador
de Dios-Padre-del pueblo,
escrito con obras y palabras eficaces.
III. MANDAMIENTO DEL AMOR.
Lectio: un nuevo mandamiento.
«Éste es mi mandamiento: amaos unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre. No me elegisteis vosotros a mí, sino yo a vosotros; y os designé para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca, a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Esto os mando: amaos unos a otros».
Juan 15, 10-16
Escuchamos. De la Carta Encíclica Deus Caritas Est de Benedicto XVI.
Dios es visible de muchas maneras. En la historia de amor que nos narra la Biblia, Él sale a nuestro encuentro, trata de atraernos, llegando hasta la Última Cena, hasta el Corazón traspasado en la cruz, hasta las apariciones del Resucitado y las grandes obras mediante las que Él, por la acción de los Apóstoles, ha guiado el caminar de la Iglesia naciente. El Señor tampoco ha estado ausente en la historia sucesiva de la Iglesia: siempre viene a nuestro encuentro a través de los hombres en los que Él se refleja; mediante su Palabra, en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía. En la liturgia de la Iglesia, en su oración, en la comunidad viva de los creyentes, experimentamos el amor de Dios, percibimos su presencia, y de este modo, aprendemos también a reconocerla en nuestra vida cotidiana. Él nos ha amado primero y sigue amándonos primero; por eso, nosotros podemos corresponder también con el amor. Dios no nos impone un sentimiento que no podamos suscitar en nosotros mismos. Él nos ama y nos hace ver y experimentar su amor, y de este “antes” de Dios puede nacer también en nosotros el amor como respuesta.
DCE 17
Oración en silencio
Dame Señor, un corazón vigilante
que ningún pensamiento vano me aleje de Ti,un corazón noble
que ningún afecto indigno rebaje;un corazón recto
que ninguna maldad desvíe;un corazón fuerte
que ninguna maldad esclavice;un corazón generoso para servir.
Así sea.
IV.LA ORACIÓN SACERDOTAL.
Lectio:
Padre, llegó la hora, glorifica a tu Hijo,
para que el Hijo te glorifique,
según el poder que le diste sobre toda carne,
para que a todos los que Tú le diste les dé Él la vida eterna.
Esta es la vida eterna, que te conozcan a Ti,
único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo.
Yo te he glorificado sobre la tierra,
llevando al cabo la obra que me encomendaste.
Y ahora Tú, Padre, glorifícame cerca de Ti mismo
con la gloria que tuve, cerca de Ti, antes que el mundo existiese.
He manifestado tu nombre a los hombres
que me has dado de este mundo.
Tuyos eran, y Tú me los diste,
y han guardado tu palabra.
Ahora saben que todo cuanto me diste viene de Ti;
porque yo les he comunicado las palabras que Tú me diste,
y ellos las recibieron, y conocieron verdaderamente que yo salí de Ti,
y creyeron que Tú me has enviado.
Yo ruego por ellos.
No ruego por el mundo, sino por los que Tú me diste;
porque son tuyos, y todo lo mío es tuyo,
y lo tuyo mío, y yo he sido glorificado en ellos.
Y yo ya no estoy en el mundo;
pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a Ti.
Padre santo, guarda en tu nombre a éstos,
que me has dado, para que sean uno como nosotros.
Cuando yo estaba con ellos,
yo los conservaba en tu nombre, y los guardé,
y ninguno de ellos pereció, sino el hijo de la perdición,
para que la Escritura se cumpliese.
Pero ahora yo vengo a Ti, y hablo estas cosas en el mundo
para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
Yo les he dado tu palabra, y el mundo les aborreció;
porque no eran del mundo, como yo no soy del mundo.
No pido que los tomes del mundo,
sino que los guardes del mal.
Ellos no son del mundo,
como no soy del mundo yo.
Santifícalos, en la verdad, pues tu palabra es verdad.
Como Tú me enviaste al mundo,
así yo los envié a ellos al mundo.
Y yo por ellos me santifico,
para que ellos sean santificados por la verdad.
Pero no ruego solamente por éstos,
sino por cuantos crean en mi por su palabra,
para que todos sean uno, como Tú,
Padre, estás en mí y yo en Ti,
para que también ellos sean en nosotros,
y el mundo crea que Tú me has enviado.
Y yo les he dado a conocer la gloria que Tú me diste,
a fin de que sean uno, como nosotros somos uno.
Yo en ellos, y Tú en mí,
para que sean consumados en la unidad,
y conozca el mundo que Tú me enviaste
y amaste a éstos como Tú me amaste.
Padre, lo que Tú me has dado quiero
que donde yo esté, estén ellos también conmigo,
para que vean mi gloria, que Tú me has dado,
porque me amaste antes de la creación del mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te conocí,
y éstos conocieron que Tú me has enviado,
y yo les di a conocer tu nombre,
y se lo haré conocer,
para que el amor con que Tú me has amado
esté en ellos y yo en ellos.
Lo más importante no es...
Que yo te busque, sino que tú me buscas en todos los caminos;
Que yo te llame por tu nombre, sino que tú tienes el mío tatuado en la palma de tus manos;
Que yo te grite cuando no tengo ni palabra, sino que tú gimes en mí con tu grito;
Que yo tenga proyectos para ti, sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro;
Que yo te comprenda, sino que tú me comprendes en mi último secreto.
Que yo hable de ti con sabiduría, sino que tú vives en mí y te expresas a tu manera;
Que yo te guarde en mi caja de seguridad, sino que yo soy una esponja en el fondo de tu océano;
Que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas, sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas;
Que yo trate de animarme, de planificar, sino que tu fuego arda dentro de mis huesos;
Porque ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte... Si tú no me buscas, llamas y amas primero?
El silencio agradecido es mi última palabra y mi mejor manera de encontrarte
V. GESTSEMANÍ.
Llegan a un lugar llamado Getsemaní. Y les dice a sus discípulos: —Sentaos aquí, mientras hago oración. Y se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a entristecerse y a sentir angustia. Entonces les dice: — Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad conmigo.
Y adelantándose un poco, se postró rostro en tierra mientras oraba diciendo: -Padre mío, si es posible, aleja de mí este cáliz; pero que no sea tal como yo quiero, sino como quieres tú.
Vuelve junto a sus discípulos y los encuentra dormidos; entonces le dice a Pedro: —¿Ni siquiera habéis sido capaces de velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es débil.
De nuevo se apartó, por segunda vez, y oró diciendo: -Padre mío, si no es posible que esto pase sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.
Al volver los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados de sueño. Y, dejándolos, se apartó una vez más, y oró por tercera vez repitiendo las mismas palabras. Finalmente, va junto a sus discípulos y les dice: — Ya podéis dormir y descansar... Mirad, ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. Levantaos, vamos; ya llega el que me va a entregar.
La Pasión de Cristo. Mel Gibson.
El lugar era familiar.Tú conocías bien ese Huerto de los Olivos. Pero esta noche es diferente.Esta noche es la hora, el momento cumbre... y tú lo sabes bieny por eso estás ahí, donde están los que obedecen... hasta la muerte.
Tú esta noche eres un hombre...un pobre hombre con la noche de todos los hombres encima...Tú esta noche tienes que ser gusano:para eso has venido...para marchar como gusano de entre nosotros... con los huesos bien al descubierto,'con el corazón totalmente traspasado... ¿Te será esto soportable?
Padre, aleja este cáliz.Pero tú sabes bien que el Padre no quiere alejar el cáliz, tú sabes que lo tuyo es beberlo...entero...
Tú sabes que la única palabra esta noche es la de Hijo:No quiero mi voluntad sino la tuya.Tú esta noche estás llamado a demostrar que el amor es más fuerte que el pecado, que el amor es más fuerte que la muerte... y tienes que ir a tu destino...el destino que tú sabes bien y que los profetas marcaron:Tú estás llamado esta noche a aceptar la Cruz.
Tú serás condenado a muerte por haber vivido la justicia y la misericordia:tu gran pecado es ser el justo de Dios.
Suda sangre, Señor, Rey de los judíos...Mil y mil muertes están sobre ti.Tu sufrimiento es único: tiene talla de Dios.Tu amor es único: tiene talla de Dios.
Lo imposible así tú ya lo estás haciendo posible y los cielos y la tierra volverán a ver la Alianza.
Testimonios.
La Cruz abrazada...
Un joven sentía que no podía más con sus problemas. Cayó entonces de rodillas rezando: "Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada" El Señor le contestó: "Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después escoge la cruz que tu quieras". El joven suspiró aliviado: "Gracias Señor". Luego dio muchas vueltas por la habitación observando las cruces, había de todos los tamaños. Finalmente fijó sus ojos en una pequeña cruz apoyada junto a la puerta y susurró: "Señor, quisiera esa cruz". El Señor le contestó: "Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar"
Un soldado iraquí pasa a la vida monástica
Vengo de una familia cristiana. En 1984 era soldado del ejercito iraquí. Combatí en la guerra contra Irán militando durante casi cuatro años en el ejército. He combatido también contra los kurdos y entre otras adversidades fui hecho prisionero: un grupo de guerrilleros kurdos me capturó y permanecí tres meses en la montaña sufriendo crueles torturas. Me liberaron porque mi familia pagó como rescate 10.000 dinares. La vida militar en el ejército de Saddam me agotó y huí, por lo que me convertí en un desertor. La policía me capturó y un tribunal militar me condenó a prisión por deserción.
En aquel período descubrí la oración como verdadero alimento espiritual. Viví esta crisis con mucho dolor y sufrimiento en cuerpo y alma. Pero el Señor estaba siempre conmigo y no me dejó jamás, porque quien tiene fe en el Señor nunca debe tener miedo y encuentra la paz y la alegría a pesar de las situaciones de angustia. Dice el salmo: «Fui joven, ya soy viejo, nunca vi al justo abandonado, ni a su linaje mendigando el pan» (Sal 37, 25). Comencé a interrogarme sobre el verdadero sentido de la vida y sobre los verdaderos valores, preguntándome dónde y cuándo podría encontrar el camino adecuado de mi existencia en el mundo ¿Qué camino deberé seguir para llegar a la verdadera felicidad? A las preguntas sobre mí mismo se añadían otros interrogantes: ¿por qué hay guerras, injusticias y odio en el mundo? ¿Por qué la humanidad no puede vivir en paz? En aquel momento de angustia, oí una voz fuerte dentro de mí que me llamaba: «Ven y sígueme, encontraras el verdadero sentido de tu vida». «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14, 6). En 1988 terminó la guerra y seguí un curso de estudios en la Universidad en mi ciudad, Nínive. Continuaba frecuentando la Iglesia y pidiendo a Dios que confirmara mi vocación. En 1991 comenzó la Guerra del Golfo y la situación de la mayoría de la gente empeoraba de día en día. Muchas familias emigraban de Irak. También yo habría querido unirme a la diáspora. En 1993 me inscribí en un curso de Teología y sentí en lo profundo de mi corazón lo dulce y buena que es la Palabra de Dios. La conciencia de la vocación se hizo más fuerte y entonces respondí a la llamada del Señor. Es el Señor quien llama y es Él quien da el primer paso hacia el hombre. Después de un intenso período de oración, en 1995 dejé a mi familia y mi ciudad para seguir al Señor y entré en el convento de los Monjes Caldeos que se encuentra en Bagdad. Ahora estoy perfeccionando mis estudios.
Gracias Señor, por tu muerte y resurrección que nos salva
Gracias Señor, por haber instituido la Eucaristía que nos alimenta
Gracias Señor, por este tiempo que nos has concedido para adorarte y venerarte.
Gracias Señor, por todos los beneficios que nos concedes.
Gracias Señor, por esta hora de comunión contigo
Gracias Señor, por tus palabras que reconfortan y sanan
Gracias Señor, por tu cruz que tanto enseña
Gracias Señor, por tu sangre que a tantos salva
Gracias Señor, por tu amor sin tregua y sin fronteras
Gracias Señor, por la Madre que al pie del madero nos dejas
Gracias Señor, por olvidar nuestras traiciones e incoherencias
Gracias Señor, por perdonar el sueño que nos aleja del estar en vela
Gracias Señor, por ese pan partido en la mesa de la última cena
Gracias Señor, porque aún siendo Dios, te arrodillas y a servir nos enseñas
Gracias Señor, por tu sacerdocio que es generosidad, ofrenda y entrega
Gracias Señor, por tu amor sin límites y en la cruz hecho locura
Gracias Señor
Padrenuestro.Bendición.
Monición.
Queridos hermanos:
Es este un momento de intimidad con el Señor. Nuestra mirada se dirige a las últimas horas de libertad de Cristo. Unas horas marcadas por un amor que irá más allá de la muerte, resucitará y se hará presente a lo largo de la historia en las comunidades cristianas. Son momentos difíciles para Cristo, el tiempo con aquellos a los que ha amado se consume. Con el beso de Judás Jesús pasará a manos de las tinieblas, perderá la libertad para someterse a la autoridad religiosa y política, perdera a los amigos que le abandonarán, perderá la salud para sufrir la tortura.
Situémonos en aquella noche. Nosotros somos sus amigos, los que queremos estar con él y con Cristo en todos los que esta noche se encuentran solos en los hospitales, las cárceles, los campos de batalla, las residencias de ancianos,...
De un escrito del Cardenal Joseph Ratzinger.
Al finalizar la liturgia del Jueves Santo, la Iglesia imita el camino de Jesús trasladando al Santísimo desde el tabernáculo a una capilla lateral, que representa la soledad de Getsemaní, la soledad de la mortal angustia de Jesús. En esta capilla rezan los fieles; quieren acompañar a Jesús en la hora de su soledad. Este camino del Jueves Santo no ha de quedar en mero gesto y signo litúrgico. Ha de comprometernos a vivir desde dentro su soledad, a buscarle siempre, a él, que es el olvidado, el escarnecido, y a permanecer a su lado allí donde los hombres se niegan a reconocerle. Este camino litúrgico nos exhorta a buscar la soledad de la oración. Y nos invita también a buscarle entre aquellos que están solos, de los cuales nadie se preocupa, y renovar con él, en medio de las tinieblas, la luz de la vida, que «él» mismo es. Porque es su camino el que ha hecho posible que en este mundo se levante el nuevo día, la vida de la Resurrección, que ya no conoce la noche. En la fe cristiana alcanzamos esta promesa.
Canto de entrada.
Junto a Ti, al caer de la tarde,
y cansados de nuestra labor,
te ofrecemos con todos los hombres el trabajo,
el descanso y el amor.
Con la noche las sombras nos cercan,
y regresa la alondra a su hogar;
nuestro hogar son tus manos,
Oh Padre, y tu amor nuestro nido será.
Oración (todos)
Señor Jesús, queremos velar contigo,
queremos estar junto a tí.
Quizá no se nos ocurran muchas cosas,
pero queremos estar,
queremos sentir tu amor,
como cuando nos acercamos a una hoguera,
queremos amarte,
queremos aprender a amar.
Lo importante es estar abiertos a tu presencia.
Y agradecer, alabar, suplicar.
Y callar, escuchar,
no decir nada,
simplemente estar. Acógenos como discípulos
que quieren escuchar tus palabras,
aprender de ti, seguirte siempre.
Acógenos como amigos.
Y haz de nosotros también tus testigos,
testigos del amor. Señor Jesús,
toca esta noche nuestro corazón,
danos tu gracia, sálvanos,
llénanos de la vida que sólo tú puedes dar.
I. INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
Jesús nos habla “Haced esto en memoria mía”
Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:
-Tomad, esto es mi cuerpo.
Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron.
Y les dijo:
-Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.
Mc 14, 22-26
Música de fondo: La estación de primavera de Vivaldi
Escuchamos. De la Carta Encíclica Deus Caritas Est de Benedicto XVI.
Jesús ha perpetuado este acto de entrega mediante la institución de la Eucaristía durante la Última Cena. Ya en aquella hora, El anticipa su muerte y resurrección, dándose a sí mismo a sus discípulos en el pan y en el vino, su cuerpo y su sangre como nuevo maná. DCE 12
El paso desde la Ley y los Profetas al doble mandamiento del amor de Dios y del prójimo, el hacer derivar de este precepto toda la existencia de fe, no es simplemente moral, que podría darse autónomamente, paralelamente a la fe en Cristo y a su actualización en el Sacramento: fe, culto y ethos se compenetran recíprocamente como una sola realidad, que se configura en el encuentro con el agapé de Dios. Así, la contraposición usual entre culto y ética simplemente desaparece. En el culto mismo, en la comunión eucarística, está incluido a la vez el ser amados y el amar a los otros. Una eucaristía que no comporte un ejercicio práctico del amor es fragmentaria en sí misma. Viceversa – como hemos de considerar más detalladamente aún – , el mandamiento del amor es posible sólo porque no es una mera exigencia: el amor puede ser mandado porque antes es dado.
Dame una vocación plena y profunda que afirme mi trabajo con mi nombre.
Sea mi vida, Señor, clara y fecunday me realice mañana como hombre.
Da una meta segura a mi camino:que mi anhelo sea la perfeccióny cumpla mi esperanza y mi destino;ayúdame a encontrar mi vocación.
Que sirva mi tarea con pasión,con amor por lo firme y verdadero;dame acierto, Señor, en la elección,señala Tú mi rumbo venidero.
Que pueda entregar a mis hermanosel fruto de una siembra bien labrada,una obra que rebose de mis manos,como esa ofrenda que al Señor agrada.
II. LAVATORIO DE LOS PIES.
Lectio: El lavatorio de los pies.
Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venia de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: — «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis
Meditatio: el amor tiene rostro.
La verdadera originalidad del Nuevo Testamento no consiste en nuevas ideas, sino en la figura misma de Cristo, que da carne y sangre a los conceptos: un realismo inaudito. En Jesucristo el propio Dios va tras la oveja perdida, la humanidad doliente y extraviada. Cuando Jesús habla en sus parábolas del pastor que va tras las ovejas descarriadas, de la mujer que busca el dracma, del padre que sale al encuentro del hijo pródigo y lo abraza, no se trata sólo de meras palabras, sino que es la explicación de su propio ser y actuar.
DCE 12
Cristo, no tienes manos,
tienes sólo nuestras manos
para construir un mundo
donde habite la justicia.
Cristo, no tienes pies,
tienes sólo nuestros pies
para poner en marcha a los oprimidos
por el camino de la libertad.
Cristo, no tienes labios,
tienes sólo nuestros labios,
para proclamar a los pobres
la Buena Nueva de la libertad.
Cristo no tienes medios,
tienes sólo nuestra acción
para lograr que todos los hombres
sean hermanos.
Cristo somos la única Biblia
que el pueblo lee aún, s
omos el único mensaje libertador
de Dios-Padre-del pueblo,
escrito con obras y palabras eficaces.
III. MANDAMIENTO DEL AMOR.
Lectio: un nuevo mandamiento.
«Éste es mi mandamiento: amaos unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre. No me elegisteis vosotros a mí, sino yo a vosotros; y os designé para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca, a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Esto os mando: amaos unos a otros».
Juan 15, 10-16
Escuchamos. De la Carta Encíclica Deus Caritas Est de Benedicto XVI.
Dios es visible de muchas maneras. En la historia de amor que nos narra la Biblia, Él sale a nuestro encuentro, trata de atraernos, llegando hasta la Última Cena, hasta el Corazón traspasado en la cruz, hasta las apariciones del Resucitado y las grandes obras mediante las que Él, por la acción de los Apóstoles, ha guiado el caminar de la Iglesia naciente. El Señor tampoco ha estado ausente en la historia sucesiva de la Iglesia: siempre viene a nuestro encuentro a través de los hombres en los que Él se refleja; mediante su Palabra, en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía. En la liturgia de la Iglesia, en su oración, en la comunidad viva de los creyentes, experimentamos el amor de Dios, percibimos su presencia, y de este modo, aprendemos también a reconocerla en nuestra vida cotidiana. Él nos ha amado primero y sigue amándonos primero; por eso, nosotros podemos corresponder también con el amor. Dios no nos impone un sentimiento que no podamos suscitar en nosotros mismos. Él nos ama y nos hace ver y experimentar su amor, y de este “antes” de Dios puede nacer también en nosotros el amor como respuesta.
DCE 17
Oración en silencio
Dame Señor, un corazón vigilante
que ningún pensamiento vano me aleje de Ti,un corazón noble
que ningún afecto indigno rebaje;un corazón recto
que ninguna maldad desvíe;un corazón fuerte
que ninguna maldad esclavice;un corazón generoso para servir.
Así sea.
IV.LA ORACIÓN SACERDOTAL.
Lectio:
Padre, llegó la hora, glorifica a tu Hijo,
para que el Hijo te glorifique,
según el poder que le diste sobre toda carne,
para que a todos los que Tú le diste les dé Él la vida eterna.
Esta es la vida eterna, que te conozcan a Ti,
único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo.
Yo te he glorificado sobre la tierra,
llevando al cabo la obra que me encomendaste.
Y ahora Tú, Padre, glorifícame cerca de Ti mismo
con la gloria que tuve, cerca de Ti, antes que el mundo existiese.
He manifestado tu nombre a los hombres
que me has dado de este mundo.
Tuyos eran, y Tú me los diste,
y han guardado tu palabra.
Ahora saben que todo cuanto me diste viene de Ti;
porque yo les he comunicado las palabras que Tú me diste,
y ellos las recibieron, y conocieron verdaderamente que yo salí de Ti,
y creyeron que Tú me has enviado.
Yo ruego por ellos.
No ruego por el mundo, sino por los que Tú me diste;
porque son tuyos, y todo lo mío es tuyo,
y lo tuyo mío, y yo he sido glorificado en ellos.
Y yo ya no estoy en el mundo;
pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a Ti.
Padre santo, guarda en tu nombre a éstos,
que me has dado, para que sean uno como nosotros.
Cuando yo estaba con ellos,
yo los conservaba en tu nombre, y los guardé,
y ninguno de ellos pereció, sino el hijo de la perdición,
para que la Escritura se cumpliese.
Pero ahora yo vengo a Ti, y hablo estas cosas en el mundo
para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
Yo les he dado tu palabra, y el mundo les aborreció;
porque no eran del mundo, como yo no soy del mundo.
No pido que los tomes del mundo,
sino que los guardes del mal.
Ellos no son del mundo,
como no soy del mundo yo.
Santifícalos, en la verdad, pues tu palabra es verdad.
Como Tú me enviaste al mundo,
así yo los envié a ellos al mundo.
Y yo por ellos me santifico,
para que ellos sean santificados por la verdad.
Pero no ruego solamente por éstos,
sino por cuantos crean en mi por su palabra,
para que todos sean uno, como Tú,
Padre, estás en mí y yo en Ti,
para que también ellos sean en nosotros,
y el mundo crea que Tú me has enviado.
Y yo les he dado a conocer la gloria que Tú me diste,
a fin de que sean uno, como nosotros somos uno.
Yo en ellos, y Tú en mí,
para que sean consumados en la unidad,
y conozca el mundo que Tú me enviaste
y amaste a éstos como Tú me amaste.
Padre, lo que Tú me has dado quiero
que donde yo esté, estén ellos también conmigo,
para que vean mi gloria, que Tú me has dado,
porque me amaste antes de la creación del mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te conocí,
y éstos conocieron que Tú me has enviado,
y yo les di a conocer tu nombre,
y se lo haré conocer,
para que el amor con que Tú me has amado
esté en ellos y yo en ellos.
Lo más importante no es...
Que yo te busque, sino que tú me buscas en todos los caminos;
Que yo te llame por tu nombre, sino que tú tienes el mío tatuado en la palma de tus manos;
Que yo te grite cuando no tengo ni palabra, sino que tú gimes en mí con tu grito;
Que yo tenga proyectos para ti, sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro;
Que yo te comprenda, sino que tú me comprendes en mi último secreto.
Que yo hable de ti con sabiduría, sino que tú vives en mí y te expresas a tu manera;
Que yo te guarde en mi caja de seguridad, sino que yo soy una esponja en el fondo de tu océano;
Que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas, sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas;
Que yo trate de animarme, de planificar, sino que tu fuego arda dentro de mis huesos;
Porque ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte... Si tú no me buscas, llamas y amas primero?
El silencio agradecido es mi última palabra y mi mejor manera de encontrarte
V. GESTSEMANÍ.
Llegan a un lugar llamado Getsemaní. Y les dice a sus discípulos: —Sentaos aquí, mientras hago oración. Y se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a entristecerse y a sentir angustia. Entonces les dice: — Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad conmigo.
Y adelantándose un poco, se postró rostro en tierra mientras oraba diciendo: -Padre mío, si es posible, aleja de mí este cáliz; pero que no sea tal como yo quiero, sino como quieres tú.
Vuelve junto a sus discípulos y los encuentra dormidos; entonces le dice a Pedro: —¿Ni siquiera habéis sido capaces de velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es débil.
De nuevo se apartó, por segunda vez, y oró diciendo: -Padre mío, si no es posible que esto pase sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.
Al volver los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados de sueño. Y, dejándolos, se apartó una vez más, y oró por tercera vez repitiendo las mismas palabras. Finalmente, va junto a sus discípulos y les dice: — Ya podéis dormir y descansar... Mirad, ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. Levantaos, vamos; ya llega el que me va a entregar.
La Pasión de Cristo. Mel Gibson.
El lugar era familiar.Tú conocías bien ese Huerto de los Olivos. Pero esta noche es diferente.Esta noche es la hora, el momento cumbre... y tú lo sabes bieny por eso estás ahí, donde están los que obedecen... hasta la muerte.
Tú esta noche eres un hombre...un pobre hombre con la noche de todos los hombres encima...Tú esta noche tienes que ser gusano:para eso has venido...para marchar como gusano de entre nosotros... con los huesos bien al descubierto,'con el corazón totalmente traspasado... ¿Te será esto soportable?
Padre, aleja este cáliz.Pero tú sabes bien que el Padre no quiere alejar el cáliz, tú sabes que lo tuyo es beberlo...entero...
Tú sabes que la única palabra esta noche es la de Hijo:No quiero mi voluntad sino la tuya.Tú esta noche estás llamado a demostrar que el amor es más fuerte que el pecado, que el amor es más fuerte que la muerte... y tienes que ir a tu destino...el destino que tú sabes bien y que los profetas marcaron:Tú estás llamado esta noche a aceptar la Cruz.
Tú serás condenado a muerte por haber vivido la justicia y la misericordia:tu gran pecado es ser el justo de Dios.
Suda sangre, Señor, Rey de los judíos...Mil y mil muertes están sobre ti.Tu sufrimiento es único: tiene talla de Dios.Tu amor es único: tiene talla de Dios.
Lo imposible así tú ya lo estás haciendo posible y los cielos y la tierra volverán a ver la Alianza.
Testimonios.
La Cruz abrazada...
Un joven sentía que no podía más con sus problemas. Cayó entonces de rodillas rezando: "Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada" El Señor le contestó: "Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después escoge la cruz que tu quieras". El joven suspiró aliviado: "Gracias Señor". Luego dio muchas vueltas por la habitación observando las cruces, había de todos los tamaños. Finalmente fijó sus ojos en una pequeña cruz apoyada junto a la puerta y susurró: "Señor, quisiera esa cruz". El Señor le contestó: "Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar"
Un soldado iraquí pasa a la vida monástica
Vengo de una familia cristiana. En 1984 era soldado del ejercito iraquí. Combatí en la guerra contra Irán militando durante casi cuatro años en el ejército. He combatido también contra los kurdos y entre otras adversidades fui hecho prisionero: un grupo de guerrilleros kurdos me capturó y permanecí tres meses en la montaña sufriendo crueles torturas. Me liberaron porque mi familia pagó como rescate 10.000 dinares. La vida militar en el ejército de Saddam me agotó y huí, por lo que me convertí en un desertor. La policía me capturó y un tribunal militar me condenó a prisión por deserción.
En aquel período descubrí la oración como verdadero alimento espiritual. Viví esta crisis con mucho dolor y sufrimiento en cuerpo y alma. Pero el Señor estaba siempre conmigo y no me dejó jamás, porque quien tiene fe en el Señor nunca debe tener miedo y encuentra la paz y la alegría a pesar de las situaciones de angustia. Dice el salmo: «Fui joven, ya soy viejo, nunca vi al justo abandonado, ni a su linaje mendigando el pan» (Sal 37, 25). Comencé a interrogarme sobre el verdadero sentido de la vida y sobre los verdaderos valores, preguntándome dónde y cuándo podría encontrar el camino adecuado de mi existencia en el mundo ¿Qué camino deberé seguir para llegar a la verdadera felicidad? A las preguntas sobre mí mismo se añadían otros interrogantes: ¿por qué hay guerras, injusticias y odio en el mundo? ¿Por qué la humanidad no puede vivir en paz? En aquel momento de angustia, oí una voz fuerte dentro de mí que me llamaba: «Ven y sígueme, encontraras el verdadero sentido de tu vida». «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14, 6). En 1988 terminó la guerra y seguí un curso de estudios en la Universidad en mi ciudad, Nínive. Continuaba frecuentando la Iglesia y pidiendo a Dios que confirmara mi vocación. En 1991 comenzó la Guerra del Golfo y la situación de la mayoría de la gente empeoraba de día en día. Muchas familias emigraban de Irak. También yo habría querido unirme a la diáspora. En 1993 me inscribí en un curso de Teología y sentí en lo profundo de mi corazón lo dulce y buena que es la Palabra de Dios. La conciencia de la vocación se hizo más fuerte y entonces respondí a la llamada del Señor. Es el Señor quien llama y es Él quien da el primer paso hacia el hombre. Después de un intenso período de oración, en 1995 dejé a mi familia y mi ciudad para seguir al Señor y entré en el convento de los Monjes Caldeos que se encuentra en Bagdad. Ahora estoy perfeccionando mis estudios.
Gracias Señor, por tu muerte y resurrección que nos salva
Gracias Señor, por haber instituido la Eucaristía que nos alimenta
Gracias Señor, por este tiempo que nos has concedido para adorarte y venerarte.
Gracias Señor, por todos los beneficios que nos concedes.
Gracias Señor, por esta hora de comunión contigo
Gracias Señor, por tus palabras que reconfortan y sanan
Gracias Señor, por tu cruz que tanto enseña
Gracias Señor, por tu sangre que a tantos salva
Gracias Señor, por tu amor sin tregua y sin fronteras
Gracias Señor, por la Madre que al pie del madero nos dejas
Gracias Señor, por olvidar nuestras traiciones e incoherencias
Gracias Señor, por perdonar el sueño que nos aleja del estar en vela
Gracias Señor, por ese pan partido en la mesa de la última cena
Gracias Señor, porque aún siendo Dios, te arrodillas y a servir nos enseñas
Gracias Señor, por tu sacerdocio que es generosidad, ofrenda y entrega
Gracias Señor, por tu amor sin límites y en la cruz hecho locura
Gracias Señor
Padrenuestro.Bendición.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)